Decana del Colegio de Arquitectos de Cádiz

Isabel Suraña: "Hay un boom de proyectos atascados en la administración"

  • La decana de los arquitectos analiza la posible crisis en la profesión, habla del impulso a la red de arquitectos en las comisiones locales y del novedoso visado verde por la sostenibilidad

Isabel Suraña posa en el Colegio de Arquitectos de Cádiz.

Isabel Suraña posa en el Colegio de Arquitectos de Cádiz. / Julio González

En el poco más de dos años que Isabel Suraña lleva al frente del Colegio de Arquitectos de Cádiz ha trabajado en la creación de una red de arquitectos en las comisiones locales, en conexión con la provincial de Cultura, de la que forman parte desde hace relativamente poco tiempo. También trabajan concienzudamente en la creación de arquitectura sostenible, para lo que ahondan en la formación y la creación de un visado verde que será pionero a nivel andaluz.

–Al poco tiempo de empezar su labor como decana de Arquitectos saltó la crisis del coronavirus. ¿Cómo ha afectado a los arquitectos?

–Cuando saltó la crisis nos asaltó la incertidumbre como en cualquier profesión. Pensábamos que aún no habíamos levantado la cabeza de la crisis anterior y ahora nos venía el duro golpe del Covid. Sin embargo no provocó una merma en el trabajo, sino que ha habido un efecto totalmente contrario. Desde visado, que es nuestro primer barómetro, veíamos cómo subían exponencialmente el número de expedientes, incidiendo sobre todo en áticos, chalés, unifamiliares y reformas de viviendas. Es decir, un vuelco a una situación que parecía negativa y que se ha convertido en un cupo de trabajo importante en 2020 y 2021. 

–La gente empezó a darle más valor a su hogar con la pandemia.

–Todo el mundo se ha dado cuenta de que el tiempo que pases en tu casa debe ser de calidad. Y por esto hay muchas reformas de viviendas existentes y mucha demanda de unifamiliares y de viviendas en ciudad jardín y costera.

–Ante estos datos, ¿se espera otro boom inmobiliario?

–Hay un boom porque somos muchos arquitectos y hay mucha demanda para viviendas tipo unifamiliares, chalés y promociones de edificios con grandes terrazas, dentro de estas líneas nuevas de cambio de paradigma. Casi todos los arquitectos ahora mismo tienen trabajo, pero no va acorde con los plazos de la administración y se está produciendo un embotellamiento. Y ya no solo en los ayuntamientos, sino en las empresas constructoras, que también han acotado sus capacidades puesto que tienen adaptada su estructura a la situación que dejó la crisis de 2008 al 2012. Y como no se atreven a volver a sufrir las pérdidas tan grandes que tuvieron, están muy limitadas y están dando fechas para hacer proyectos a un año vista, un problema al que se suma el aumento de costes de los productos de la construcción materiales, acero, suministros porcelánicos, aluminio por la subida del transporte, etc.

–Esto está directamente relacionado con el decreto del Gobierno para reducir la temporalidad, que ha provocado el despido en la administración de mucho personal técnico.

–Sí, la pérdida de técnicos se debe a la interinidad y hay municipios que han mermado los técnicos informantes de licencias. Y con tantos proyectos no dan abasto en las licencias precisamente por el poco personal, lo que  está provocando colapso en casi todas las administraciones de los municipios que controlamos. Es decir, no casa el ritmo de los proyectos con el de los procesos constructivos y con los tiempos de la administración. Parece que no se dan cuenta, pero esto puede ocasionar una nueva crisis.

–¿Y tiene pensado el Colegio de Arquitectos hacer algo aunque sea de la mano de otros colegios a nivel andaluz  y nacional?

–Algunos ayuntamientos han buscado  opciones de contratos paralelos y lo que están haciendo en otras provincias es formar una oficina para supervisión de proyectos externa. Se hace en Madrid y Sevilla y en ese sentido estamos tendiendo la mano a los municipios con los que nos hemos reunido, pero hay que darle una forma legal a este proceso.

–¿Y esto lo estáis tratando directamente con Ayuntamientos como los de Cádiz, Chiclana, San Fernando y otros municipios de la provincia afectados?

–Lo hemos tratado con San Fernando y con Cádiz estamos pendientes de una reunión, la hemos pedido, pero echan balones fuera con Cultura, echan la culpa a la comisión provincial de Cultura porque buena parte de los proyectos están en el centro histórico. Pero esto es independiente. Así que al excesivo número de proyectos, con más de cien visados diarios desde hace meses, se une el retraso de la Comisión Provincial de Cultura. También nos hemos reunido con la Junta, a la que solicitamos continuamente que actualicen expedientes y envíen los atrasos porque también es un problema importante a nivel autonómico. 

–¿La situación también puede derivar en que los proyectos más potentes de promociones caigan en manos de constructoras también más potentes de fuera?

–Pueden ocurrir dos cosas. Que se cierren contratos y que la empresa no tenga solvencia para llevarlos a cabo por la subida de materiales y otros elementos, y que las obras paralizadas empiecen a costar dinero a las constructoras, no puedan hacer frente y se queden en una situación de inseguridad jurídica. Esta situación va a crear un problema porque las empresas están siendo prudentes a la hora de coger proyectos. Nunca antes me había encontrado esta situación en 20 años, el boom para construir y la falta de empresas con disponibilidad. Y de hecho, las empresas están firmando contratos con cláusulas vinculantes porque la subida ha sido excesiva. Hay un temor latente en el sector de una posible crisis.

–¿Qué solución veis?

–Nosotros casi estamos obligados a crear una oficina técnica para gestionar los fondos Next Generetion y estamos a la expectativa de que nos den las pautas claras de la formalización de estas oficinas con la idea de que no solo queden para gestionar los fondos de 2022 y 2023, sino que queden oficinas de control técnico que hagan un visado de control urbanístico que sirva de apoyo a los técnicos de los Ayuntamientos. Es decir, la derivación de las competencias o ayudas para agilizar el trámite de la obtención de licencia porque se está convirtiendo en una bola y no para de crecer.

-¿Ya están en marcha estas oficinas?

–Ya hay firmado un convenio a nivel nacional y también con las autonomías para sacar el decreto y los colegios de arquitectos se encargarán de gestionar los proyectos susceptibles de acogerse a estos fondos Next Generetion. El dinero ya está asignado en la Junta.

-¿Esto requerirá entonces más contrataciones en el Colegio?

–Sí, tendremos que contratar, pero estamos esperando indicaciones claras para gestionar. Si se crean, la finalidad sería el apoyo a los municipios.

-Hablando de colaboraciones, a final de 2019 se anunció vuestra integración en la Comisión Provincial de Patrimonio. ¿Cómo ha resultado?

–Sí, nos introdujimos en la provincial con voz y voto, y a través del arquitecto encargado tratamos de dar voz especialista a los informes y, en la medida que podemos, dilucidar las aclaraciones y la celeridad, pero no podemos intervenir en el proceso administrativo y en los tiempos. Aparte hemos metido arquitectos en las comisiones provinciales de Jerez, San Fernando y de Tarifa y hemos propuesto El Puerto de Santa María e intentaremos alguno más, así que hemos trazado una red de arquitectos con la ventaja de que están en los municipios de forma consensuada con la provincial. Así que ante cualquier problema entre algunos de estos municipios y la provincial pues tenemos un interlocutor directo que intentará aclarar la problemática que surja, como ocurrió con el adoquinado de Jerez.

-Este año será el Año de la Sostenibilidad del Colegio de Arquitectos de Cádiz. ¿Qué es el visado verde y cómo se gestiona?

–Lo he mencionado varias veces desde que llegué. Quise enfocar a través de los visados un cambio de paradigma en la forma que tenemos que hacer los arquitectos los edificios. Es una cuestión que como estamos viendo todos debe ser obligada debido al cambio climático, no solo un aviso. Así que planteé una forma lógica de construir que siguiera unos requisitos normativos sin que aumentara la complejidad que ya tienen los proyectos, pero con un guión claro para que los proyectos puedan ser realmente sostenibles sin llegar a la complejidad de los sellos europeos, que son los únicos instaurados. Nos hemos apoyado en unos parámetros que hay a nivel nacional, lo hemos extrapolado a la provincia de Cádiz por las condiciones climáticas y le estamos dando forma en la web a un guión de contenidos. Paralelamente vamos a hacer un programa formativo para que los arquitectos se preparen para empezar a hacer los proyectos como un plus de calidad, con la intención de que sea la forma real de construir. Este plus llevará un sello y será el visado verde,  que a su vez le servirá a las administraciones locales para identificar los proyectos que son susceptibles de cualquier subvención que surja bajo criterios de sostenibilidad. Desde la Junta están muy interesados en escucharnos y creo que una vez que lo tengamos lo podremos incluso exportar. 

-¿Y cuáles son los pasos a seguir?

–Pues tenemos que cerrar el programa de formación. El comité de experto a nivel nacional nos va a avalar el sello y tenemos que mostrarlo a las administraciones para que sus técnicos identifiquen de una manera muy clara que este tipo de proyectos con este sello serán susceptible de subvención.

-¿Los arquitectos no caminan entonces actualmente hacia la sostenibilidad con sus proyectos?

–No. Es difícil convencer a un cliente de estos cambios de paradigmas porque suponen un coste adicional, unos materiales que deberían usarse al mínimo como el hormigón y el plástico, otros que no están a mano, una forma de construir que tienes que creer que funciona... y esto debe ser poco a poco y creemos que puede hacerse con incentivos económicos que nos ayuden a avanzar hacia este cambio de paradigma en la construcción. Realmente la construcción es de las actividades que más residuos contaminantes genera y si tenemos en la mano empezar a cambiar las cosas, lo haremos.

-¿Seríais pioneros?

–Existen sellos, pero son entidades acreditadoras privadas, negocios en definitiva. Y lo que queremos es incluirlo a la forma normal de construir, sin ánimo de lucro, sino por obligación.

-¿Qué otras actividades pondréis en marcha este año de la Sostenibilidad?

–Queremos que se entienda que hay un cambio de actitud que viene de la mano del visado verde. Y lo vamos a acompañar de conferencias que versarán sobre la sostenibilidad, queremos traer a los premios Pritzker Lacaton & Vassal, distinguidos precisamente por  contribuir a la construcción sostenible, y durante todo el año aparecerá el logo de Arquitectos de Cádiz con un nuevo símbolo verde, a modo de guiño. Y, en definitiva, cualquier jornada, acto y formación irá en esta línea.

-La peatonalización, la sostenibilidad, zonas verdes, naranjas, azules, bolsas de aparcamientos... ¿Se está avanzando adecuadamente hacia esto en Cádiz y la provincia?

–Este cambio de paradigma no se trata solo de carriles bici ni áreas de peatonalización. Hay que empezar a estudiar las ciudades por núcleos de manzana que sean autosuficientes y conectadas entre sí, de manera que tengan un recorrido peatonal de 10 minutos, pero que en su interior tengan sus colegios, supermercados etc. Y hasta que las ciudades no se miren desde una perspectiva de conexiones mínimas de vehículos y de servicios articulados en ciudades multinuclear, es decir con varios centros, la ciudad no será realmente  sostenible. En ningún municipio de la provincia se ha conseguido, ni se han puesto las pilas, y ni siquiera se contempla en los nuevos planeamientos. No se plantean ciudades sostenibles porque tenemos que cambiar la mentalidad.

-Cádiz está sufriendo el problema de la turistificación con el famoso boom de apartamentos turísticos. El Ayuntamiento va a frenarlos para beneficiar el acceso a la vivienda al ciudadano, que cada vez es más difícil en esta ciudad. ¿Cuál es la postura del Colegio de Arquitectos cuyo colectivo come también de estos proyectos?

–Tuvimos antes de verano una ponencia sobre este tema y la conclusión que sacaban los analistas de la ciudad era que ni se pueden cortar del todo, porque en Cádiz genera economía, ni se puede permitir todo. La solución es que se tenga un control, un plan estratégico que resuelva el ratio de VFT que pueda albergar la ciudad sin que sea contraproducente, ni se eleve excesivamente el precio de la vivienda. Todo lo que se haga con un estudio previo y un control puede salir bien.

-¿Qué otras actividades hay previstas para el próximo curso?

–Como acto principal del año la imposición de medallas a los arquitectos con una trayectoria, que recuperamos este año y salió fenomenal, tuvo muy buena acogida e incluso asistió Rafael Moneo. Y aparte de los actos del año sostenible, destacar el impulso a la arquitectura contemporánea singular de la provincia de Cádiz de los años 70 y 80 a través de la edición de unos libros que homenajean a sus autores junto a exposiciones itinerantes de estas obras. Se ha hecho con la iglesia de San Servando y San Germán en Cádiz, la Casa  del Mar en Tarifa y la iglesia de San Juan Bautista en Jerez.  A cada episodio le dedicamos un año y queremos publicar unos diez.

-¿Qué supone para el Colegio de Arquitectos la entrega del Premio Nacional de Arquitectura en Cádiz, teniendo en cuenta que habéis sido los principales impulsores de su candidatura?

–Estamos profundamente agradecidos de que se reconozca Cádiz como ciudad de referencia para Alberto, y que salga de Madrid para entregarse aquí de forma casi excepcional. Para ello nos pusimos inmediatamente a disposición del Ministerio para colaborar con ellos desde el colegio.

 

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