Hostelería

Un chef de Cádiz se enfrenta a unos alborotadores que pretendían cerrar por la fuerza un bar

  • El incidente se produjo justo después de una manifestación pacífica convocada por Horeca precisamente en demanda de ayudas para la hostelería para evitar el cierre de bares y restaurantes

  • "Todos luchando por sobrevivir y estos cerrando locales", dice Leon Griffioen

Incidente en la plaza de las Flores durante la manifestación del sector de la hostelería.

Flaco favor, por decirlo de manera muy suave, le hacen a la hostelería gaditana, a sus trabajadores y a cualquier otro colectivo que luche por sus derechos el grupito de alborotadores que ayer se dedicó a levantar por la fuerza las terrazas de varios bares en la Plaza de las Flores, en la Calle Plocia y en otros puntos del casco histórico 

Porque ayer fue una jornada de protesta histórica, pacífica y cívica para la hostelería en todo el país en la que se pidieron ayudas públicas precisamente para que bares y restaurantes no tengan que cerrar como consecuencia de las últimas restricciones impuestas frente a la pandemia de covid-19. O de las que puedan venir.

Además, no había ningún cierre convocado por ninguna organización, ni ninguna jornada de huelga, y el que ayer echó la baraja lo hizo por voluntad propia. Y se supone que con el acuerdo de la plantilla, para no caer en un cierre patronal y vulnerar el derecho al trabajo.

Después de meses con los horarios recortados y sin apenas clientela en la calle, cualquiera medianamente despabilado puede entender que hay quien ayer no se pudo permitir cerrar. Ni siquiera estando al cien por cien de acuerdo con lo que se estaba reivindicando.

Y cualquiera medianamente despabilado puede entender que tan legítimo como cerrar todo el día fue asistir a la manifestación (era de 11:00 a 13:00 horas) y volver para abrir el negocio. Muchos no se pueden permitir perder todavía más horas de trabajo.

Todo eso, más o menos, es lo que el chef y hostelero gaditano-holandés Leon Griffioen intentó explicar al grupúsculo de violentos adolescentes mentales (no había ningún menor de edad entre ellos) cuando vio que obligaban a desmontar por la fuerza, a una trabajadora, la terraza de un bar de la Plaza de las Flores. Así relata el incidente:

"La manifestación fue un acto pacífico hasta que llegó a San Juan de Dios, donde vi cómo un grupo obligó a que cerrasen un bar. Luego, cuando iba en dirección a la Plaza, veo cómo el mismo grupito empieza a retirar la terraza de un bar, con el que no tengo vinculación ninguna, y que una señora empieza a llorar y a la camarera muy nerviosa. Me acerco y les intento explicar que acabábamos de asistir a una manifestación para que no tengan que cerrar los bares y ahora ellos se dedican a eso mismo. Todos luchando por sobrevivir y estos cerrando locales... Quién dice si este señor se puede permitir cerrar porque tiene solucionado los salarios de su personal... Es inaceptable que se dediquen a cerrar negocios en estos tiempos tan malos... Como no tenían argumentos, pasaron a insultar, como puede verse en el vídeo".

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