VI Premio Federico Joly

Hernán Cortés repasa la raigambre familiar y el afán de superación de Pedro Pérez-Llorca

Hernán Cortés durante su discurso en el VI Premio Federico Joly

Hernán Cortés durante su discurso en el VI Premio Federico Joly / Jesús Marín

Recordaba en su discurso Hernán Cortés, presidente del jurado del Premio Federico Joly, las palabras y filosofía que marcó Pedro Pérez-Llorca en su propio bufete. La de una organización “que reconoce a las personas por su mérito probado en el trabajo y que ve como algo bueno las aportaciones de quienes han tenido distintos niveles de dificultad en su desarrollo personal”.

Una huella identitaria de su vida y que ha querido marcar en el devenir de su propia empresa, porque tal y como decía el empresario “mi padre tenía una visión de un chico de Cádiz que vino a Madrid a hacer carrera y eso es parte del ADN de la firma”, recordaba Cortés para ensalzar los valores de una trayectoria profesional con importantísimas miras de futuro, pero con un marcado origen que tiene su punto de partida en Cádiz.

Un hombre hecho a sí mismo, que nació en Madrid, pero con una importante raigambre gaditana, cuyos principales valores han sido “el trabajo, la constancia, el afán de superación y el compromiso con una sociedad de su tiempo, los mismos que distinguieron al fundador de 'Diario de Cádiz', Federico Joly, a cuya memoria se instituyó este premio”.

El pintor gaditano, el mismo que inmortalizó a un jovencísimo José Pedro Perez-Llorca, y volvió a hacerlo de forma póstuma por encargo de su hijo para que luciera en su próspero despacho, procede de una familia muy vinculada a los Pérez-Llorca, unidos por la amistad, el trabajo constante y el gaditanismo. De hecho, quiso remarcar Cortés el nombre de sus ancestros gaditanos, el del bisabuelo del galardonado, Leonardo Rodrigo Lavín, médico y docente universitario “que llego a Cádiz un día de intenso levante y se enamoró de la ciudad”. Su marcado carácter liberal “le costó la inhabilitación tras la guerra civil”, por lo que “se dedicó a la formación de sus nietos”, entre ellos la de José Pedro.

También mencionó a uno de sus hijos, Pedro Rodrigo Sabalette, catedrático de Medicina, que falleció en la explosión del 47, y a la abuela del premiado, Carmen Rodrigo Sabalette, la madre de José Pedro, “la más gaditana de las gaditanas”, que se casó con el médico capitán de la Armada José Pérez-Llorca, oftalmólogo y catedrático de esta disciplina. “Mi padre que era pediatra lo admiraba y mantenía amistad con él. De niño era una presencia constante en las conversaciones de mi casa”, revivía el ilustre artista gaditano. Las sagas continuaron en la gran amistad que él mantuvo con su padre, “que me llevó al Patronato del Museo del Prado, donde fui testigo de su infatigable quehacer y compartí con él su amor por Cádiz”.

Un amor incontestable que mantiene su hijo, “digno heredero de esta saga”, de la que seguro procede “su curiosidad intelectual”, que le ha llevado a ostentar tres carreras y a cursar actualmente Física. Un afán de crecimiento impregnado en su bufete, –presente en Barcelona, Londres, Bruselas, Nueva York y ahora Asia–, y que ha sido “de sobra reconocido en numeroso foros”. Por todo, redundó Cortés, “nada define mejor el ejemplo a seguir por los gaditanos que lo que Pedro señala en estas líneas: mérito, superación y diversidad”. Y bien está que Cádiz, le reconozca estos valores”.

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