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Eterna espera, final feliz

  • La Junta entrega las llaves de nueve viviendas en la operación urbanística de Jabonería diez años después de desalojar a los inquilinos

Concepción Girón no pudo estrenar ayer su nueva casa en la calle Chano Lobato, incluida en la actuación de la Junta de Andalucía, famosa por su gran retraso de diez años, dentro del conjunto urbanístico de la Cuesta de Jabonería. El tiempo corrió en su contra y se quedó a las puertas de regresar a su barrio después de casi una década de realojo. Falleció hace tres meses, aunque al menos el año pasado pudo visitarla. "Ella tenía reunidos ya sus cacharros, sus sábanas... pero la pobre no ha podido disfrutar de la casa", decía su hermana María Josefa con lágrimas en los ojos. La hija de Concepción, Mari Paz, lloraba por la ausencia de su madre y por la alegría de que el piso, un bajo en el número 2A, se lo queda su hijo Jesús Luis Márquez, el nieto de la primitiva adjudicataria. Él tenía doce años cuando la familia tuvo que marcharse a San Juan, en primer lugar, y luego a la calle América en régimen de realojo.

Jesús Luis no estará solo. Le acompañarán el recuerdo de su abuela y dos familiares más en la misma finca. En el primer piso, su tía. En el segundo, su tío. Ambos, hermanos de su madre. La familia, según contaba María Josefa Girón, ha vivido en el mismo sitio desde 1939. El realojo interrumpió la tradición. Ahora disfrutarán de un piso nuevo, de discutible diseño en sus ventanas e interior de la finca -un enrejado que recuerda a una cárcel-, pero en su barrio de toda la vida.

En el camino, en la espera, se quedó también Manuela Pereira. Su foto lucía ayer impresa en una medalla al cuello de su marido, Juan de Dios de Lara. Junto a unos familiares entraba en su coqueta vivienda tras recibir la llave. "Ella murió el 15 de julio", se lamentaba. La pareja había vivido más de seis años realojada en la calle Mesón. "Ya no doy más vueltas. Me quedo aquí para siempre, hasta que vengan los bolicheros", decía Juan de Dios.

En cada patio de las cuatro fincas han plantado un árbol joven, con toda una vida por delante. Símbolo de algo que se estrena, de casas que cobran vida. Nacimiento y muerte, el sino ineludible. Concepción Girón y Manuela Pereira se unen a la lista de personas fallecidas que no pudieron regresar a su casa de siempre.

Las nueve llaves entregadas correspondían a otras tantas familias residentes originarias de la finca Jabonería, que regresan en alquileres "asequibles y adecuados a sus situaciones económicas", según palabras de la consejera de Fomento y Vivienda, Elena Cortés, presente ayer en la entrega de llaves.

El precio de estos alquileres oscila entre los 159 y los 231 euros dependiendo de la superficie para los destinatarios procedentes del registro municipal. En el caso de los residentes originarios, se les respetará las rentas antiguas que han venido pagando del inicio, con las correspondientes actualizaciones del IPC. Las cuantías varían entre los 57 euros y los 117.

La intervención, que ha supuesto una inversión de la Consejería de Fomento y Vivienda de 3,2 millones de euros, se ha desarrollado en el marco del Plan de Rehabilitación Integral del Casco Histórico de Cádiz. Estas primeras viviendas se incluyen en una promoción de 16 inmuebles, que están destinados a albergar a los residentes en origen de la finca, realojados durante el proceso de rehabilitación en otras zonas de la ciudad; y a familias procedentes del registro municipal de demandantes de vivienda protegida.

Las nueve viviendas protegidas serán ocupadas por unidades familiares con un perfil diverso, encontrándose entre ellos jóvenes menores de 35 años, familias con hijos y mayores de 65 años. Todos los moradores tienen unos ingresos no superiores a los 2,5 veces el Iprem (Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples), lo que se traduce en 18.600 euros netos anuales.

Las viviendas, de una y dos habitaciones, cuentan con unas superficies comprendidas entre los 41,6 metros cuadrados útiles, para las más pequeñas, y los 60,7 metros cuadrados útiles, para las de mayor tamaño.

La promoción ha sido promovida por la Empresa Pública de Suelo de Andalucía (EPSA) a partir de la propuesta planteada por el estudio de arquitectura Cano Lasso y por el arquitecto gaditano Juan Jiménez Mata. Los pisos se distribuyen en cinco edificios, cuatro de ellos colindantes pero con accesos y comunicaciones interiores independientes, si bien las entradas a los cinco están todas ellas situadas en la calle Chano Lobato.

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