En el álbum de fotos de cuando éramos pequeños seguro que hay una imagen nuestra junto a la fuente de los niños del paraguas, en el Parque Genovés, una de esas piezas de nuestro patrimonio a la que apenas le hemos prestado una atención puramente estética.

En manos de la familia Aramburu desde 1878 e instalada en el patio principal de su residencia de la plaza de San Antonio, fue cedida al Ayuntamiento en la década de los veinte del pasado siglo, aprovechando la profunda reforma que se realizó en el palacete.

Desde entonces ha estado expuesta al paso del tiempo, y al vandalismo de unos pocos, en el parque Genovés, hasta que el mal estado del conjunto escultórico recomendó, hace unos meses, ejecutar una profunda restauración de la pieza.

Ayer, con la presencia del alcalde José María González, se procedió a la reposición del conjunto escultórico en el jardín aunque con un importante matiz. Desde ayer se expone una réplica de la misma, realizada con evidente maestría por José Martín Lagares, en una operación financiada por la empresa pública Aguas de Cádiz.

La decisión de realizar esta copia se adoptó tras descubrirse, en el proceso inicial de restauración, realizado por Pilar Morillo y Álvaro Domínguez, junto con al forjador Salvador García y con el asesoramiento de Lorenzo Alonso de la Sierra, que el conjunto era obra original del artista milanés Andrea Boni. Se decidió, así, seguir con su restauración pero buscando una nueva ubicación a fin de evitar daños habida cuenta de su importancia cultural y patrimonial. Se barajaron varias alternativas, como la Casa de Iberoamérica, aunque finalmente se ha optado por instalarla en la nueva sede de la Fundación Municipal de Cultural en la calle Ancha, donde hasta hace poco estaba el Rectorado de la Universidad.

En todo caso, el trabajo realizado por Martín Lagares fue elogiado ayer durante el acto de inauguración de la renovada fuente. Eso si, se recupera el espectacular vaso original, que refuerza aún más a todo el conjunto y que fue localizada en otra zona del parque Genovés reconvertida en un inmenso macetero.

José María González recordó como la Fuente de los Niños del Paraguas "ha acompañado a la infancia de muchas generaciones de gaditanos", destacando el trabajo realizado por Aguas de Cádiz más allá de su labor como abastecedor de este servicio en la ciudad al apostar por la recuperación del patrimonio ornamental. Recordando la historia de amor que hay detrás de los niños del paraguas, lo consideró como una alegoría en cuanto a la acción política centrada en el amor a la colectividad.

Lorenzo de la Sierra destacó que la pieza estaba en muy mal estado por lo que Morillo y Domínguez han realizado lo que denominó como "una labor de arqueología vertical" e incluso de búsqueda de nuestra historia, al localizarse el vaso original. Por su parte, la presidenta de Aguas de Cádiz, Ana Fernández, destacó la efectiva elección de todo el equipo que ha trabajado tanto en la restauración del conjunto como en la elaboración del nuevo.

El acto, emotivo para quienes defienden el cuidado de nuestra historia, lo fue también al dedicarlo el alcalde a la persona de Lola, una joven autista que acostumbra a sentarse en la placita donde esta la fuente y que durante el tiempo en la que ésta ha estado vacía ha mostrado su lamento. Lola recibió de manos del alcalde, a quien preguntó cómo se llamaba ("Chema", le dijo él), una reproducción de las dos imágenes en pequeño tamaño.

Miembros de la familia Aramburu estaban también presentes en el acto. En declaraciones a este diario se mostraron muy satisfechos por el trabajo realizado. "Estamos impresionados al ver cómo ha quedado", recordando que habían facilitado documentación gráfica a Aguas de Cádiz tanto para la reproducción de las imágenes como para la restauración del conjunto original. Igualmente consideraron adecuada la ubicación de éste en la futura sede de Cultura.