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Cádiz

Descolgado de la pública

  • Directores de colegios públicos consideran "razonable" la sentencia del Tribunal de Estrasburgo que defiende que el crucifijo en las aulas viola la libertad religiosa

Un crucifijo cuelga en cada una de las aulas del colegio gaditano que dirige Teresa Fernández Rivera. Es el colegio Las Carmelitas. Una escuela católica donde la presencia del símbolo religioso de Cristo en la cruz no ha originado nunca una queja por parte de los progenitores de los alumnos. "Los padres están muy bien informados del ideario y del proyecto educativo del colegio. Asumen todos que éste es un centro católico, de ahí que no se hayan producido quejas. No tendrían sentido", expone la directora.

A pocos metros de su colegio se emplaza otro. Es el colegio José Celestino Mutis. Una escuela pública en la que la imagen del crucificado en una cruz de madera brilla por su ausencia.

Esa ausencia es justo lo que perseguía Soile Lautsi. Esta italiana de origen finlandés decidió en 2002 recurrir a la justicia al rechazar la dirección del instituto estatal italiano en el que estudiaban sus dos hijos su petición de que retiraran los crucifijos de las clases. Ahora, siete años después, el Gobierno italiano deberá pagar a Lautsi una indemnización de 5.000 euros por los daños sufridos, ya que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos le dio el pasado martes la razón a esta madre. En la sentencia, el Tribunal de Estrasburgo defiende que la presencia de los crucifijos en las aulas supone "una violación de los derechos de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones" y de "la libertad de religión de los alumnos".

Así también lo consideran los directores de los colegios públicos consultados por este medio. Antonio Maura, director del Celestino Mutis, considera "razonable" la sentencia, ya que defiende que en las escuelas públicas "no debe haber ningún símbolo religioso". En la suya lo que hay son "signos de cada una de las culturas de nuestro alumnado". Ofrece un ejemplo: en uno de los murales que cuelga en el centro aparece la palabra 'bienvenidos' escrita en cada una de las lenguas maternas de los escolares del Celestino Mutis.

Éste es el colegio de la ciudad que aglutina más nacionalidades. Un 10% de sus estudiantes practica la religión islámica y también hay varios alumnos de religión evangelista. No obstante, sólo se imparte clase de la religión católica, por lo que esos escolares islámicos y evangélicos, así como otros que no pertenecen a ninguna confesión optan por las actividades complementarias mientras se imparte esa asignatura.

Apunta Maura que de los 140 menores inscritos en su escuela, 48 no están matriculados en la asignatura de Religión, e igualmente señala que cada año aumenta la cifra de menores que no cursa esa materia. "Intentamos ser escrupulosos con este asunto y siempre pedimos autorización a los padres cuando, por ejemplo, organizamos actividades relacionadas con la Navidad".

Lo mismo ocurre en el colegio Andalucía, donde estudian varios niños Testigos de Jehová. Su directora, Adela del Moral, sonríe a la sentencia del Tribunal de Estrasburgo: "En los colegios públicos no deben colgar crucifijos porque en estos centros se apuesta por la pluralidad. Se imparte la asignatura de Religión, pero es opcional. El que no quiera darla no la da". Y agrega: "La enseñanza pública, conforme al carácter aconfesional del Estado, debe ser laica".

Que España es un Estado laico es lo primero que apunta la directora del colegio Reyes Católicos, Pilar Heredia, cuando se le pregunta por los símbolos religiosos en las aulas. Ella hace mucho tiempo que no ve alguno en una escuela pública. En el Reyes Católicos desaparecieron después de que el consejo escolar abordara este asunto y aprobara eliminarlos. "Pero de eso hace ya muchos años", aclara la docente.

Y años hace también que José Fernández, director del Carola Ribed, no ve crucifijos en las paredes de las escuelas públicas "ni en el cuello de nadie", bromea. Retoma la seriedad para defender que los centros públicos "deben ser laicos". Y zanja la polémica así: "O ponemos símbolos de todas las confesiones o de ninguna".

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