José Antonio Lombardía | Director general de Torrot

"La planta de Cádiz no tenía viabilidad por el incendio de Salt y la falta de apoyo institucional"

  • El director general de Torrot, José Antonio Lombardía, defiende que la decisión de la empresa de cancelar el proyecto de la Zona Franca es consecuencia de un "tsunami perfecto"

  • La compañía se compromete a devolver el crédito del Plan Reindus de la Bahía de Cádiz, aunque el proyecto se desarrollará en Cataluña

José Antonio Lombardía, director general de Torrot.

José Antonio Lombardía, director general de Torrot. / D. C.

- ¿Cómo se ha llegado a la decisión de cancelar la planta de Torrot en Cádiz?

- Llevábamos tiempo trabajando en la viabilidad de la factoría de Cádiz. Al final no hemos podido encontrar una solución para darle continuidad. Como sabe, sufrimos un incendio muy grande en mayo de 2018 que afectó a nuestra capacidad productiva. Fue un tsunami que casi nos lleva al hoyo y del que nos estamos recuperando. Si junta esa situación financiera de la compañía, que fue totalmente sobrevenida, junto a la falta de un apoyo institucional que esperábamos que fuera mayor, es lo que nos ha hecho ver que no teníamos viabilidad para la planta de Cádiz, a pesar de que hemos intentado varias opciones, como la entrada de un socio que pudiera trabajar con nosotros. Tenemos disponible la capacidad productiva en Salt (Gerona), donde sí que parece que tenemos un mejor entendimiento con las instituciones locales, y eso ha hecho centremos el proyecto allí y tengamos que cerrar la instalación de Cádiz.

- ¿A qué se refiere con falta de apoyo institucional? 

- En su momento se habló con el Ministerio de Industria y la Junta de la concesión de una serie de préstamos y apoyos para el desarrollo de la actividad. Eso se materializó en un único préstamo por parte del Ministerio de Industria, que tiene sus plazos de devolución, pero no ha ido más allá. Nos hemos quedado simplemente con una primera fase de financiación que es insuficiente para acometer el proyecto.

- ¿Se llegó a usar ese préstamo del Ministerio de Industria?

- Sí. No es ni mucho menos una ayuda. Es un préstamo blando que tiene sus intereses, como el que da un banco. Tiene su tabla de amortización y sus plazos de devolución. De hecho, hemos invertido en la contratación del personal y en la infraestructura que se empezó a poner en marcha en Cádiz. Se ha utilizado parte de ese préstamo para el desarrollo del proyecto y ahora lo que toca es empezar a devolverlo, sin más.

- Ese préstamo estaba vinculado a la fabricación en la Bahía de Cádiz. ¿Se va a devolver por completo?

- Es un préstamo que hay que devolver y es lo que toca ahora. Teníamos cerradas nuestras tablas de devolución con el Ministerio y es lo que tenemos que cumplir.

- ¿Qué plazo tiene de devolución?

- Son ocho años de devolución, con sus intereses. El total de devolución son más de diez millones de euros. 

- Al ser una inversión finalista, ¿no hay que devolverlo con antelación?

- Devolverlo lo tenemos que devolver. Lo de menos es devolverlo con antelación o manteniendo el esquema de financiación. El préstamo era finalista destinado tanto a la parte de capacidad productiva, y es una inversión hecha allí, totalmente real y material, como a la parte del proyecto que es mucho más intangible que es de I+D y desarrollo de producto, que también está hecha. La única diferencia es que ahora lo utilizas a la hora de producir en Salt. El préstamo se destinó a un proyecto concreto, no necesariamente a la fabricación en una ubicación concreta.

- Llama la atención porque la convocatoria de Reindus era específica para la zona de la Bahía de Cádiz.

- Sí. De hecho el proyecto se planteó no sólo en el desarrollo del producto, sino que se produjera en la Bahía de Cádiz.

- ¿Qué inversión se había ejecutado ya en Cádiz?

- El cálculo que tenemos es más de tres millones en la zona de Cádiz. El préstamo va dirigido sobre todo a desarrollo del producto. 

- ¿Esa inversión se pierde?

- Hay parte que se pierde como compañía y parte como el acondicionamiento del inmueble en la Zona Franca, que queda en la propiedad. Nos saldría mucho más caro desmontar la infraestructura que hemos dejado en el edificio que dejarla allí.

- ¿Qué pasará con el Velocípedo? ¿Lo van a fabricar?

- El Velocípedo está en nuestros planes. Está muy avanzado, como han podido ver con el prototipo. Hay mucha tecnología desarrollada para el Velocípedo que podemos utilizar en la siguiente generación de nuestras motos eléctricas. A todo ese trabajo de I+D se le va a sacar mucho partido.

- ¿En qué se ha materializado el apoyo que han recibido en Cataluña?

- Lo estamos acabando de confirmar, pero sí que hay una voluntad tanto de la Generalitat como de las autoridades locales de Gerona de apoyar el proyecto de la planta. Estamos hablando de condiciones muy parecidas a las que se hablaron en su día con la Junta.  

- ¿Y aquí ha fallado la interlocución con la Junta?

- No conozco todos los detalles en profundidad porque me he incorporado hace poco a la compañía. Pero se pidió financiación a la Junta, hubo un expediente y no se ha llegado tener ni siquiera respuesta. 

- Si el incendio de Salt fue en mayo de 2018, ¿por qué se llegó a hacer la primera piedra en Cádiz el año pasado si la empresa estaba ya en graves dificultades?

- A ver. Fue un tema sobrevenido. La compañía evaluó justo en ese momento la alternativa opuesta. Ya que se había quemado la planta de Salt, cerremosla y concentremos la capacidad productiva en Cádiz, que también estaba en una fase muy incipiente. Y finalmente la decisión que se tomó fue reconstruir Salt. 

- ¿Qué papel juega ahora Iván Contreras? ¿Sigue siendo accionista?

- Creo que sigue siendo accionista en la compañía. Él también tiene la parte de renting con Moving, donde el apoyo fundamental son los vehículos Torrot. Por tanto, tenemos una relación íntima y tiene que seguir así. 

- ¿Qué mensaje trasladan a Cádiz? El proyecto tenía muchas sombras.

- ¿A qué se refiere con muchas sombras?

- A que no estaba bien formulado. Parece que estaban vendiendo humo.

- Ni mucho menos. Cuando una compañía se mete en un lío de este tipo, con unas inversiones comprometidas, es porque se cree en el proyecto. Lo que pasa es que una aventura empresarial es como navegar en barco. Tú sales al mar, pero si llega una tormenta y se pone picado, hay que pensar cómo la capeas. Y nosotros hemos tenido el tsunami perfecto con el incendio de Salt. Si no hubiera ocurrido y hubiéramos seguido cumpliendo con nuestros clientes, seguro que estaríamos hablando de una película totalmente distinta.

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