La hipotética construcción de un hotel en el solar del Campo de las Balas, hoy de propiedad municipal y por el que el Ayuntamiento de Cádiz espera conseguir un mínimo de 6,2 millones de euros por su venta, implicará una profunda reordenación de este espacio urbano. 

Convertido desde hace unos años en un precario aparcamiento en superficie, su estratégica ubicación en la línea de costa provoca la ruptura del paseo exterior de la ciudad, que permite rodear Cádiz desde Cortadura hasta la Zona Franca teniendo al mar como acompañante. Un recorrido que sólo se quiebra al llegar al castillo de Santa Catalina y junto al astillero.

El plan del gobierno de Bruno García es enajenar este suelo público, uno de los pocos que quedan por urbanizar en la ciudad, para su transformación en un complejo hotelero.

Este proyecto ya está incluido en el Plan de Ordenación Urbana vigente desde 2012. El propio gobierno de coalición entre Adelante y Ganar Cádiz intentó activar esta operación hace unos años, aunque el cambio político en San Juan de Dios paralizó el trámite administrativo.

Curiosamente, uno de los socios de esta coalición, Izquierda Unida, se muestra ahora contraria a la venta de este terreno, algo que no rechazó cuando gobernaba la ciudad.

El desarrollo de este proyecto, si finalmente se ejecuta, tiene una serie de limitaciones urbanísticas.

Por una parte, se tendrá que fijar la altura de la futura construcción. El PGOU indica que ésta no puede pasar de los cuatro pisos, “salvo elementos singulares justificados”, con una superficie máxima por planta que no debe superar los 4.000 metros cuadrados. Puede contar con un aparcamiento subterráneo de esta extensión.

La Ley de Costas toca de lleno, también, a este proyecto.  La servidumbre de tránsito que la ley obliga a dejar es de 6 metros. Después, hasta los 20 metros, es un espacio en el que no se pueden construir. Pero pueden quedar dentro de la parcela del futuro hotel, para una terraza o jardín. En la operación de venta que pondrá en marcha el Ayuntamiento, se podría limitar este uso o incluirlo como espacio público, como pasó con el Parador. Si no, la empresa hotelera podrá incorporar esta franja de 14 metros a su hotel, aunque siempre sin poder construir el ella.

Estos 20 metros totales es el mismo ancho que hay en la trasera del Parador. Será un nuevo paseo público abierto al mar, como pasa en Santa Bárbara, y por primera vez dará continuidad a la visión exterior de la ciudad conectando el castillo de Santa Catalina con el Hotel Atlántico.

La venta de este suelo, con una superficie total de 25.726 metros cuadrados, para su desarrollo urbanístico obligará al Ayuntamiento a elaborar un estudio de detalle de toda la parcela. La propia Dirección General de Costas exigirá en su momento un informe sobre todo lo que se va a desarrollar, al incluirse el plan dentro de sus límites de actuación. Todo ello agotará un tiempo administrativo que se supone no será corto.

Si el Ayuntamiento cierra esta operación, lo que a priori no parece complicado ya que hay demanda de suelo en Cádiz para nuevos hoteles, y más en una zona como esta, el dinero que se consiga se dedicará a diversas obras en la ciudad, además de aportar fondos para la conversión de Valcárcel en la Facultad de Ciencias de la Educación.

Así, se plantean sendas partidas de 600.000 euros para el inicio de las obras de la avenida de Astilleros y del parque en el cementerio.