El barrio del Balón languidece con el traslado de la Escuela de Ingenieros

"A esta hora no podría ni atenderte, tendría el negocio lleno de estudiantes de Ingeniería". Éstas son las contundentes palabras de Manuel Barrero, de Alimentación los Patios, uno de los negocios más afectados por el reciente traslado de la Escuela Superior de Ingeniería al Campus de Puerto Real.

"Todos pensábamos que la marcha de los estudiantes iba a causar impacto, pero ha sido brutal, y en todos los ámbitos y sectores". Y no le falta razón a este comerciante del gaditano barrio del Balón, que languidece poco a poco tras la marcha de los 2.500 alumnos matriculados en la ESI, a los que se suman las decenas de profesores.

Manuel Barrero ha hecho extensible su preocupación a todos los comerciantes de la zona, con los que ha firmado un escrito que en los próximos días quieren transmitir en varias reuniones a las distintas administraciones públicas (UCA, Ayuntamiento de Cádiz, Junta de Andalucía), a través de su asociación de vecinos. Un documento que habla del "fuerte descenso de nuestra actividad económica", así como del "desmantelamiento sistemático de las instalaciones de la UCA en nuestro barrio".

De este modo hacen hincapié en el "cierre de la Escuela Nátuca, la Escuela de Enfermería o de Fisioterapia". Del adiós, en definitiva, de "mucha juventud que daba vida a nuestro barrio y nuestros negocios y que se ha ido esfumando en la última década".

Pero no es el único que se lamenta de la situación, de que se lleven a otros municipios el tejido administrativo y estudiantil de la ciudad. "El barrio ahora no tiene vida, sobre todo a partir de las tres de la tarde. Ten en cuenta que era un ir y venir de alumnos durante todo el día, no sólo en las clases de la mañana, también en los cursos, másters, tutorías... y esto ha repercutido en todos los negocios. A unos más que a otros, claro. A nosotros en lo que respecta a desayunos y las tapas", asegura Alberto, de Café Bar Antiguo Taller.

Sus palabras las secundan desde cada establecimiento, en algunos casos bajo la mirada cómplice de algún vecino que entra a comprar. "Esto está muerto, se lo están llevando todo", dice una cliente del Bar Nono. Tras la barra de este bar Rafael Jiménez lamenta la ausencia de muchos alumnos pero, sobre todo, "de profesores, muchos venían por aquí", explica.

Y es que ya no se ve el reguero de estudiantes que discurrían por las calles, desde por la mañana bien temprano. Así lo asegura Dani, de El Mitín, un negocio de alimentación y bocadillos ubicado en la calle Sacramento. "Ha bajado mucho la clientela, aunque a mí todavía me queda el hospital. Pero ya no se ve la cantidad de chavales que desde las ocho pasaba por la calle".

Para una de las academias de la zona también ha supuesto un golpe el traslado de los Ingenieros. "Hemos sufrido una caída de la demanda, porque prestamos servicios y clases de apoyo a toda la zona universitaria en general, aparte de las clases de preparación para los cursos oficiales de idiomas. Y se han ido 2.500 ingenieros, así que hemos tenido una bajada importante ", afirma José María Luque.

En la misma línea se manifiestan desde el gimnasio Millenium, donde aseguran que se ha notado "bastante". José Parodi comenta que siempre se percibe la bajada en verano y en las fiestas, pero este descenso ya ha llegado con la marcha de los estudiantes.

Por todos estos motivos solicitan en su comunicado conjunto que "todas las instituciones implicadas aúnen fuerzas y buenas voluntades para que la UCA traiga a nuestro entorno alguna carrera universitaria".

Es la consecuencia inmediata de un traslado que ha dejado medio húerfano al comercio de la zona. El de un barrio cuyos establecimientos se han nutrido históricamente del campus universitario ubicado en pleno centro de la ciudad. Un barrio que ha sido despojado en los últimos años de varios edificios públicos, todos vacíos en la actualidad, ofreciendo además una imagen de dejadez y total abandono.