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La decisión no ha sido caprichosa. No es que Armas Trasmediterránea, de la noche a la mañana, haya optado por prohibir el embarque de vehículos eléctricos a bordo del ferry Ciudad de Valencia. Al parecer, según indican desde la propia naviera que cubre el trayecto entre el puerto de Cádiz y las islas del archipiélago canario, el propietario de este buque en concreto, la empresa italiana Visentini, ha sido quien ha impuesto esta prohibición.
Así han sido ellos los que han impuesto la orden de que ningún vehículo eléctrico suba a bordo del Ciudad de Valencia por miedo a un incendio.
Y este miedo tampoco ha surgido de la nada sino que los italianos de Visentini basan su decisión en un informe elaborado por la aseguradora Allianz Global Corporate & Specialty (AGCS) que indicaba que las baterías de los vehículos eléctricos suponen un riesgo debido a la combustión espontánea de las baterías y es más que evidente que esta posibilidad pone en peligro la seguridad del buque así como la de su tripulación y pasajeros.
Éste se ha convertido en uno de los principales desafíos a los que se enfrente el transporte marítimo tras haberse detectado ya varios casos de incendios a bordo relacionados con vehículos eléctricos, lo que ha puesto en guardia a las principales navieras de ferris que, como Armas Trasmediterránea, se han visto obligados a vetar este tipo de medios de transporte cada vez más extendidos entre la población.
En 2022 fue el carguero Felicity Ace se hundió cerca de Azores con casi 4.000 vehículos de marcas tan preciadas como Porsche, Tesla, Volkswagen, entre otras.
Pues este verano pasado se localizaba otro caso similar aunque con un final más feliz ya que el buque no llegó a hundirse sino que pudo ser remolcado. En este último caso fue el buque Freemantle Highway, que viajaba cargado con poco menos de tres mil vehículos, algunos de ellos de la marca Roll Royce. Este barco se incendió frente a las costas holandesas, al parecer, por motivos similares.
Ante esta situación, la naviera Armas Trasmediterránea ha cortado por lo sano y ha optado por vetar el embarque de este tipo de vehículos. Aunque aún no dan una explicación oficial, si un potencial cliente intenta comprar un billete en el que quiera incluir un vehículo le preguntan la marca concreta del vehículo y, en el caso de que se trate de un coche eléctrico indica la prohibición de su embarque.
De hecho este periódico ha contactado con servicio al cliente y tras pedir algún tipo de explicación al respecto, la operadora indica que aún no cuentan con una versión oficial para los clientes pero que es cierto que no es posible embarcar un vehículo eléctrico a bordo del buque Ciudad de Valencia que conecta la península con Canarias.
Han sido dos los casos recientes en los que ha quedado patente este veto. Uno de los más sonados ha sido el caso de Emilio López, un guardia civil asturiano destinado en Lanzarote que intentó acceder en la terminal del Muelle Marqués de Comillas del puerto de Cádiz con su vehículo eléctrico de la marca y modelo Kia EBV6, algo que le fue del todo imposible.
Al parecer, fue en la rampa de acceso al Ciudad de Valencia cuando un operario le dio el alto y le indicó que su coche no podía acceder por el hecho de ser eléctrico. Y esto le pasó a este guardia civil asturiano después de recorrer varios cientos de kilómetros desde su ciudad de origen.
La única opción que se tenía Emilio López era trasladarse hasta Huelva donde el abanico era algo más amplio pues allí Armas Trasmediterránea sí tiene buques que no tienen prohibido el embarque de los eléctricos y, además, está la naviera Fred Olsen, que no tiene vetado el acceso de este tipo de vehículos.
Eso le ocurrió un sábado y el barco opcional no salía de Huelva hasta el jueves siguiente, lo que le ha provocado una serie de gastos de hotel y manutención que no estaban contemplados, en un principio, por este guardia civil.
Por ese motivo, este agente de la Benemérita ha formulado, según indica a Diario de Cádiz, una denuncia reclamando esos gastos así como el perjuicio que le ha provocao el hecho de haber tenido que estar lejos de su destino cuatro o cinco días, con las molestias que eso conlleva.
Otro caso sonado fue precisamente el de Roberto Amorín, consejero delegado de la empresa Canary Charger dedicado a la instalación de puntos de carga para vehículos eléctricos. En su caso se trataba de un MG4 Electric. En este caso, Armas Trasmediterránea vuelve a indicar que no se trata de una decisión suya sino que el veto proviene del armador italiano Visentini, que fue quien mandó construir en 2019 el barco Ciudad de Valencia para Armas Trasmediterránea.
Tras lo ocurrido con Amorín, este empresario presentó una denuncia ante la comandancia de la Guardia Civil en el puerto de Las Palmas de Gran Canaria, ya que sus obligaciones empresariales le requerían en Madrid y todo este desarreglo le obligó a permanecer en Canarias más días de la cuenta.
En la naviera propiedad del empresario canario Antonio Armas están redirigiendo a estos clientes hacia Huelva, ya que, desde allí, sí cuentan con ferris que sí permiten el embarque de este tipo de vehículos. A su vez dejan muy claro que a día de hoy no es posible hacer este trayecto desde Cádiz y menos en el buque Ciudad de Valencia, uno de los mejor barcos de la flota de Armas Trasmediterránea.
Emilio López recuerda a este periódico que se está cometiendo una “ilegalidad” ya que “esa línea tiene una obligación, como servicio público que es”. Cabe destacar que Armas Trasmediterránea cuenta en la actualidad con la concesión estatal del servicio marítimo entre la península y Canarias.
Fuentes del sector indican que no tiene demasiado sentido que admitan la entrada de vehículos híbridos y, sin embargo, no la de los eléctricos. Al parecer, en realidad el riesgo de que se incendie la batería de un vehículo eléctrico es muy reducido, pero “en caso de que ocurra las consecuencias pueden resultar devastadoras”. Cuando se prende fuego en una de estas baterías de litio se da lo que se ha bautizado como la “llama azul” y su extinción resulta muy complicada y sólo se consigue apagar el fuego ahogándolo sin oxígeno, algo harto complicado en una bodega de un barco en el que son cientos de vehículos los que conviven en un espacio muy reducido. Indican estas mismas fuentes que es tan difícil de extinguir que el fuego llega a persistir incluso debajo del agua. A esto se une una intensa humareda que se hace irrespirable y que representa un auténtico peligro.
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