Clavazos. Por Fernando Santiago

CLAVAZOS

Dos noticias contradictorias han recorrido estos días la ciudad: al restaurante Mare le han dado una estrella Michelín y a la churrería La Guapa un Solete de Repsol. Las dos noticas juntas son una paradoja , la primera distinción reconoce esa hostelería de pitiminí en la estela de lo que innovó Ferrá Adriá en El Bulli y siguieron cientos de imitadores en toda España, como por ejemplo el vendedor de motos de Ángel León en Aponiente, bienaventurados mis imitadores porque de ellos serán mis defectos. El otro es la cocina tradicional, la de toda la vida, la que usa productos de calidad para saciar el hambre del personal. Cometí el error de hacerle caso a un amigo cuando decidió que fuéramos a comer a Ciclos, nos clavaron 100 euros por persona, ahora ha desaparecido el restaurante. Una vez mi hija me llevó al Kabuki de Madrid, nada más salir tuve que ir a la pastelería Mallorca para quitarme el hambre, como odio el pescado crudo me pedí unas hamburguesas de buey de Kobe que resultaron ser del tamaño de unos pico Yeyè, todo ello a 100 euros el plato, una estafa en toda regla. He ido aAponiente dos veces en mi vida, las dos invitads, las dos me parecieron un cobazo sin precedentes, dice Arcadi Espada que a estos restaurantes no se va a comer, es como ir a un museo, que él disfruta con la coreografía de los camareros. Yo pensaba que uno iba a un restaurante a comer: a Los Tarantos, La Gallega, la Venta de Vargas, la Venta Esteban, la Venta Melchor, El Chato, la Taberna Romero, Casa Rafael, Las Motos ,el Terraza cuando Pelayo estaba al frente. Incluso se puede hacer comida innovadora pero abundante como el Arsenio Manila, el Bebo los Vientos, Angelita, El Faro,La Chancha,El Villano, Ángelus o El Sonambulo, por citar lugares donde es posible salir del lugar sin que te hayas arruinado pero hayas podido saciar el apetito. La Guapa es un ejemplo fundamental , reflejada en el tango “De La Habana llegó un fulano” que concluye “los tejeringos de nuestra tierra, y las tortillas que hace La Guapa, le dieron brío, valor y fuerza”. Cada uno tiene sus gustos, a mí me gusta comer cuando salgo a comer, salir con hambre de un restaurante debería estar penado por la ley, pero al final “tiene que habé gente p ató”. Los Mare, Contraseña, Código de Barras , Aponiente, Alevante y similares no están hechos para mí, me parecen que viven de la impostura, la imitación y el clavazo al personal dispuesto a soltar la pasta para poder decir que han comido en tal o cual sitio, lo contaba el romancero de 2024 “Nostalgia de hueva” de Javi Benítez y Monano.

Fernando Santiago

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