“La confianza con los niños y sus padres es clave para poder ejercer correctamente la profesión”

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Dra. Liana Russo. Pediatra en el Hospital Santa María del Puerto

Liana Russo

11 de julio 2025 - 05:00

¿Cuál es el papel principal de la pediatría?

–La pediatría es una especialidad de vocación muy bonita porque nos permite intervenir desde el inicio de la vida del paciente. En la que, si manejamos bien ciertas enfermedades desde etapas tempranas, podemos prevenirlas en la adultez. Atendemos desde recién nacidos hasta adolescencia, aunque algunas literaturas amplían la edad hasta los 21años. Nos encargamos de vigilar el desarrollo psicomotor en todas las etapas: lactantes, preescolares, escolares y adolescentes.

–¿Cómo es la relación médico-paciente en pediatría?

–Es una relación muy especial. Se establece una afinidad no solo con el niño, sino también con sus padres. Esa confianza es clave para poder ejercer correctamente la profesión, ya que se trata de un acompañamiento que puede durar años.

–¿Qué inquietudes son más frecuentes entre los padres?

–Principalmente dudas sobre el desarrollo psicomotor: si el bebé gatea a tiempo, si sostiene la cabeza, si empieza a hablar, o si su desarrollo es similar al de otros niños. Luego de los dos años surgen preguntas relacionadas con posibles señales de autismo o déficit cognitivo.

–¿Cuáles son las señales de alerta en el desarrollo que los padres deben tener en cuenta?

–Algunos indicadores pueden ser: falta de contacto visual, no balbucear, no jugar con otros niños, alinear juguetes, movimientos repetitivos, aislarse ó jugar en soledad. Son observaciones que hacen los propios padres y que nos ayudan a detectar condiciones como el TEA (Trastorno del Espectro Autista).

–¿Qué recomendaciones da a las familias para un desarrollo infantil saludable?

–Principalmente, una buena alimentación, el fomento de la lactancia materna, suplementación en casos necesarios y una buena higiene del sueño. También controlar el uso de pantallas, que pueden afectar el sueño, la conducta y generar problemas como déficit de atención o hiperactividad.

–¿Por qué es tan importante la lactancia materna?

–Porque aporta requerimiento necesarios, además de inmunidades y defensas naturales que necesita el recién nacido. Es el alimento más completo en los primeros meses de vida. Y en casos excepcionales sino puede darse, se debe buscar una alternativa adecuada.

–¿Cómo ha cambiado la pediatría con el tiempo y con la tecnología?

–Muchísimo... Las nuevas vacunas, como la del virus respiratorio sincitial, han sido un gran avance. Además, de terapias médicas actualizadas constantemente, lo que mejora la salud infantil.

–¿Qué afecciones son más comunes en urgencias pediátricas?

–Sobre todo síndromes febriles agudos, en su mayoría de origen viral. Evaluamos los síntomas y damos tratamiento antitérmico. Solo si los síntomas evolucionan a algo más complejo, se evalúa el uso de antibióticos.

–¿Cómo gestiona el pediatra el miedo o estrés de los niños al acudir al médico?

–Con delicadeza. Cada niño es distinto, así que los abordamos con sutileza, con paciencia. Incluso cosas como la bata blanca pueden asustarlos. Hay que tratarlos con mucho cuidado para no generar traumas.

–¿Qué es lo más bonito de trabajar con niños?

–Son la futura generación. Aprendes mucho de ellos. A veces, con una sonrisa, ya empiezan a mejorar. Y cuando te reconocen años después y te agradecen, es muy gratificante.

–¿Cómo fomentar hábitos saludables desde pequeños?

–A través del entorno familiar. Si los padres son ejemplo, los niños adoptan esos hábitos: buena alimentación, higiene, buenos modales. Todo empieza en casa.

–¿Cómo afecta la alimentación actual a la salud infantil?

–Muchísimo. La mala alimentación puede alterar la microbiota, generar déficits vitamínicos, especialmente en niños con condiciones como autismo o trastornos del desarrollo. Es fundamental una dieta equilibrada y adaptada a cada necesidad.

–¿Cuál es el impacto del uso de pantallas en bebés y niños pequeños?

–El uso inadecuado de pantallas altera el sueño, la conducta, la atención, e incluso el desarrollo hormonal natural durante el descanso. En menores de dos años, no se recomienda su uso porque pueden interferir con su desarrollo neurológico.

–¿Alguna experiencia profesional que le haya marcado especialmente?

–Sí, recuerdo un niño con retraso en el desarrollo psicomotor. Noté señales de alerta, lo comenté con la madre y fue muy receptiva. Al final se le diagnosticó autismo, inició terapia y ahora tiene una evolución muy favorable. Ver ese cambio y saber que actuaste a tiempo es muy satisfactorio.

–¿Cuál sería el desayuno ideal para un niño antes de ir al colegio?

–Debe incluir proteínas y grasas saludables, y reducir los azúcares procesados. Eso ayuda a mantener sus niveles de energía estables durante el día. La fruta, siempre mejor entera que en zumo.

–¿Y cómo debe introducirse la alimentación complementaria?

–A partir de los 4 a 6 meses, poco a poco, y sin restringir alimentos alergénicos salvo que haya antecedentes familiares. Por ejemplo: el huevo se puede ofrecer con cuidado, vigilando posibles reacciones alérgica. En cambio, los frutos secos debe ser ingeridos en la preescolaridad para evitar riesgos de atragantamientos.

–¿Qué opina sobre el uso de antibióticos en procesos febriles?

–Hay que usarlos con mucha precaución. Muchos cuadros febriles en pediatría son virales y no requieren antibióticos. Usarlos sin justificación puede afectar la microbiota y generar resistencias. Es importante evaluar bien antes de prescribirles, sobre todo en menores de un año.

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