Caso Ruth y José

El Tribunal Supremo ratifica la pena de 40 años de cárcel para José Bretón

  • Los magistrados acuerdan por unanimidad desestimar el recurso que había interpuesto la abogada del condenado. La letrada de Ruth expresa su satisfacción por el veredicto.

El Tribunal Supremo confirmó ayer la pena de 40 años de cárcel para José Bretón, condenado por asesinar a sus dos hijos, Ruth y José, de 6 y 2 años respectivamente, el 8 de octubre de 2011 como venganza contra su ya exmujer, Ruth Ortiz, ya que no aceptó que se separase de él. Los magistrados de la Sala Segunda del Alto Tribunal desestimaron por unanimidad el recurso presentado por la abogada del condenado, Bárbara Royo, que solicitaba la absolución basándose en que los restos óseos hallados en la finca de Las Quemadillas no fueron obtenidos de forma constitucional y no se respetó la cadena de custodia. Tras esta "confirmación plena" de la sentencia, tal y como solicitaba la Fiscalía, la madre de los niños podrá inscribir la defunción e inhumar los restos óseos.

La defensa de Bretón solicitaba la anulación de la sentencia dictada hace ahora casi un año, el 22 de julio de 2013, por la Audiencia Provincial de Córdoba -que dio cuerpo al veredicto de un jurado popular-, que le declaró culpable de dos delitos de asesinato con la circunstancia agravante de parentesco, algo que más tarde ratificó el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. Ahora el Supremo vuelve a confirmar esta sentencia en un fallo que se conocerá en los próximos días.

La abogada de Ruth Ortiz, María del Reposo Carrero, comunicó ayer a través de una nota su satisfacción por la desestimación íntegra del recurso de casación interpuesto por la defensa y manifestó su "deseo de que en todos los procesos judiciales los derechos de los imputados/acusados se salvaguarden de la misma manera que en el proceso seguido contra José Bretón". A esto añadió que "ojalá en otros procesos se pudiera disponer de los medios técnicos, personales y materiales con los que hemos contado en este caso". En esta nota, Carrero también mostró su anhelo de que este caso "sirva para llamar la atención sobre la necesidad de proteger, de forma efectiva y real, a las víctimas de los delitos violentos" ya que, según recordó, "desgraciadamente a día de hoy no se ha podido dar sepultura a los restos de los niños por impedimentos legalistas contrarios a la justicia material, que redundan en una injusticia sobrevenida".

La abogada de la acusación ratificó, como ya hizo tras la vista del recurso de casación, que "en ningún momento pensé que jurídicamente hablando la resolución del Alto Tribunal no fuera a confirmar la sentencia de instancia". En su opinión, la confirmación del Supremo "es la sanción final a un proceso que se inició el mismo 8 de octubre de 2011, cuando José Bretón denunció la desaparición de los niños y que esta parte nunca creyó". Además, Carrero agradeció la "confianza absoluta" de Ruth Ortiz, sus hermanos y su madre "en todo este largo proceso" en el que ha "podido trabajar sin trabas" y, "aunque he tenido que comunicarles en algunas ocasiones difíciles noticias, las peores, y resoluciones judiciales duras, jamás he tenido reproche alguno de ninguno de ellos".

El magistrado de la Audiencia Provincial de Córdoba Pedro Vela impuso en julio de 2013 dos penas de 20 años de cárcel por cada uno de los crímenes ya que consideró probado que el condenado concibió la idea de dar muerte a los niños como venganza contra su esposa, que en septiembre de 2011 le comunicó que tenía voluntad de acabar con su matrimonio y quedarse a vivir en Huelva con los hijos de ambos.

Así, Bretón trazó un plan para asesinar a los dos niños; eligió como lugar la finca de Las Quemadillas, propiedad de sus padres, y como fecha el 8 de octubre de 2011, ya que ese fin de semana estaría con los niños conforme al acuerdo al que había llegado con su esposa. Con esa finalidad, el 29 de septiembre compró un ansiolítico y un antidepresivo que un psiquiatra le recetó con el objetivo de adormecer e incluso matar a sus hijos con facilidad. También hizo acopio de leña en la parcela y adquirió litros de gasóleo en una gasolinera de Huelva.

El 7 de octubre de 2011, Bretón recogió a sus hijos en Huelva sobre las 15:00 y marchó con ellos a Córdoba. Una vez aquí los dejó en casa de su hermana para poder ir a la parcela y dejar las garrafas de combustible que había comprado en Huelva. En la mañana del día siguiente, el condenado y los niños fueron de nuevo a casa de su hermana, donde permaneció con sus hijos y sobrinos hasta las 13:30. Posteriormente, su cuñado llevó a Bretón y a los dos pequeños a recoger su coche a la casa de los abuelos paternos, donde se detuvieron lo justo para hacer creer a su familia que se dirigía a comer con unos amigos.

Sin embargo, el condenado se dirigió con sus hijos a la finca y les suministró, durante el trayecto o al llegar allí, un número indeterminado de pastillas tranquilizantes para facilitar su adormecimiento total o su muerte, según el auto del juez Vela. Una vez en Las Quemadillas, Bretón preparó una especie de pira funeraria en un lugar situado entre naranjos y sin visibilidad desde el exterior, donde colocó los cuerpos de sus hijos sin que pueda determinarse si ya estaban sin vida o todavía no habían fallecido.

Así, quemó a los niños a tal temperatura que las partes blandas de los cuerpos desaparecieron rápidamente, quedando únicamente unos restos óseos. Esa misma tarde el condenado hizo creer a su hermano que estaba en el Parque Cruz Conde con sus hijos y cuando consideró que había transcurrido un tiempo suficiente para hacer creíble la ficticia desaparición de los menores, llamó de nuevo a su hermano sobre las 18:18 diciéndole que los había perdido. Después, sobre las 18:41, llamó al teléfono de emergencias 112 comunicando la desaparición de sus hijos y sobre las 20:43 acudió a la Comisaría de la Policía Nacional para presentar denuncia, pese a conocer perfectamente que no había existido tal desaparición en el parque.

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