Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Problema PSOE

Mientras en el Congreso el PSOE ahondaba la imagen de fractura, en Andalucía se pactaba con Ciudadanos

Mientras la situación en Cataluña, como era desgraciadamente previsible, alcanza niveles de tensión impropios de una sociedad madura y democrática, el PSOE sigue enviando señales confusas en las que antepone sus propias ambiciones a los intereses generales de la nación. Mal asunto. El espectáculo dado en la noche del martes en el Congreso, donde dinamitó la posibilidad de ofrecer al país la imagen de un frente constitucional garantista de la cohesión nacional, se producía sólo un día después de que confundiera a la opinión pública a cuenta de una eventual utilización del artículo 155 de la Constitución para detener el desafío separatista. Ya no extraña. Pedro Sánchez está jugando al equívoco desde el convencimiento de que la crisis catalana puede terminar machacando a Rajoy y convertirlo a él, en una carambola política tan peligrosa como improbable, en el triunfador de una moción de censura. La cena que reunió hace pocas semanas en casa del empresario Jaume Roures a representantes de la extrema izquierda y de los nacionalistas radicales sigue ofreciendo claves de por dónde van las estrategias de una operación que aprovecharía Cataluña para acabar con la Constitución de 1978.

Para entender lo que está pasando en el principal partido de la izquierda española conviene no perder otra perspectiva: mientras en Madrid se ahondaba en la fractura de la imagen de unidad de las fuerzas nacionales, en Andalucía, casi a la misma hora, se llegaba a un acuerdo con Ciudadanos que supone la supresión del impuesto de Sucesiones y garantiza la estabilidad del Gobierno de Susana Díaz hasta final de la legislatura. El acuerdo se conseguía con la misma fuerza a la que Pedro Sánchez le daba la espalda en una cuestión que afecta a la esencia del orden constitucional.

La conclusión es que ahora mismo en España hay dos PSOE y uno de ellos está empeñado en una carrera por el poder que puede acabar dinamitándolo. Cada vez Pedro Sánchez y Susana Díaz tienen menos que ver y ello tendrá consecuencias. El polvorín catalán es la prueba de fuego y las próximas semanas van a ser decisivas.

Después de lo que pasó ayer en Barcelona y de lo que puede pasar en los próximos días se está en la crisis más grave del sistema político en más de tres décadas. Ahora hace más falta que nunca un PSOE fuerte y capaz de dar un mensaje de cohesión nacional. Desgraciadamente ese PSOE no existe como fuerza nacional. Lo están demostrando día a día y eso aumenta la fragilidad del Estado y de la democracia.

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