Análisis

Rafael Duarte

Hay lengua pa tó

Las redes exigen pureza cuando no existe ninguna lengua pura, todas son mestizas

Alas siete de la mañana en pretertulia estábamos Jesús Vázquez, Manuel Fernández Coca, Andrés Castilla y el que esto escribe. Se hablaba de la Isla y, cómo no, de vocablos. El famoso iros/íos/idos/. José Acosta Martínez y Juan Carlos Carrillo no han llegado. Más tarde, Eugenio Pérez Guzmán documenta ios entre la gente del muelle de Gallineras, mientras mucha isla preculta utiliza el iros imperativo.

La lengua es algo muy vivo. Evolutivo. Siempre lo fue. Pensemos en el latín ya alterado por el influjo godo, la invasión árabe que ocupó hasta los montes asturianos, el habla de León y Castilla, por ese orden, que se encontraron lingüísticamente, con los arabismos incorporados al latín que hablaban los mozárabes. Y los influjos de navarros, aragoneses y valencianos, ¿Verdad Dr. Calap? La evolución de cada palabra que continúa en el tiempo ha sido "muy movida", citemos "cátedra", con su significado de sillón o escaño: catedra, cathedra, cathera, kadedra, kadera, a lo largo de siglos. En Tumbo de Celanova está documentada como Ego Adefonsus rex…sedentem in kadera regum.

Pero observemos que las llamadas redes radicalizadas exigen pureza cuando no existe ninguna lengua pura pues todas son mestizas, contaminadas o influidas y el resultado de que no lo fueran, sería una lengua premuerta. Claro que una cosa es esto y otra el uso ignorante del idioma. Hemos oído tantas veces eso de relanzar empresas que casi nadie sabe que relanzar era repeler o rechazar, contrasentido habemus. ¿No sería mejor reactivar? O frenar el paro. ¿Frenar lo que ya está parado? Cuántos políticos y redactores de hojas informativas y no ruedas de prensa, dicen valorar positivamente, como si la valoración pudiera ser negativa. La incidencia del público en la feria por afluir, o afluencia masiva por grande, o la no aceptación por rechazo.

Comprobamos casi todos los días, que la confusión de las lenguas en la torre de Babel existe, está en marcha. Porque la lengua va a su aire más allá de las academias. Se queda lo de memoria histórica, otro pleonasmo, porque toda memoria es pretérita.

En eso andábamos cuando Fernández Coca hablando de su niñez en la calle del Carmen, cuenta algo de Camarón inédito, era vecino suyo y su abuela, Chata, la coja, que llegó a bailar con Dolores Vargas "La Terremoto" y con Lola Flores, la del "si me queréis, irse", imperativo espurio anterior al iros.

Como andamos con la lengua, cojo deriva del latín vulgar coxa, cadera, en latín claudius, y chata de plattus, ancho, plano.

Pero ya verán las maribárbolas insulares seguirán nominándome mal, que es anglicismo ahora pero que en documentos del monasterio de Sahagún, ya figuraba en castellano con su significado de nombrar: "uilla nominata Uilla Zahid", y remodelarán todo lo remodelable, anglicismo, sin modificar sus "por lo que" y sus queísmos. Una cosa es cierta. La lengua no se construye en los laboratorios, sino en la calle que habla esa lengua media culta. Pero una cosa es eso y otra pretender que todo el monte sea orégano.

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