Hace una semana participé en una multitudinaria marcha en defensa de las vías pecuarias y los caminos públicos en el Parque Natural Sierra de Grazalema. Si en este espacio natural emblemático y muy vigilado se han usurpados estos caminos rurales, qué no habrá pasado en el resto de la provincia y Andalucía.

Las vías pecuarias son caminos que se han utilizado durante siglos para el tránsito de ganado, la famosa trashumancia. Los caminos públicos eran las vías de comunicación entre pueblos, aldeas, fincas… Con la llegada de los vehículos a motor se fueron abandonando, deteriorando y usurpando, ante la pasividad de las administraciones responsables de gestionarlas: la Junta de Andalucía de las vías pecuarias y los Ayuntamientos de los caminos públicos. Para hacerse una idea de la importancia territorial de estas vías de comunicación rural baste decir que en Andalucía hay un total de 34.000 km de vías pecuarias, de las que sólo un tercio están deslindadas, y la mayoría cortadas y usurpadas. En Cádiz hay 4.173 km, la mitad deslindadas.

Conforme se dejan de utilizar, se van modificando los vallados de las fincas privadas incorporando los terrenos de las vías pecuarias hasta dejarlas en un simple camino, o en nada, simplemente se cortan y desaparecen. Hay que tener en cuenta que las vías pecuarias pueden llegar a tener 75 metros de anchura, auténticas autopistas del campo. Su usurpación supone miles de hectáreas de terreno públicos desaparecidos. Los usurpadores los explotan sin pagar canon alguno y cobran subvenciones comunitarias sin ser sus propietarios. Todo un negocio en base a una auténtica desamortización encubierta y consentida de este enorme patrimonio público.

Las vías pecuarias y caminos públicos ya no tienen la funcionalidad por las que se originaron, pero siguen siendo terrenos de dominio público, y pueden tener un importante papel ante las nuevas demandas de la sociedad. El senderismo, el ciclismo o las rutas a caballo son actividades en aumento, tanto por las poblaciones locales como por los millones de turistas que nos visitan. Las vías pecuarias, por su anchura, pueden convertirse también en corredores ecológicos que conecten espacios naturales y sirvan de reservorio y conexión entre poblaciones de la flora y fauna silvestre.

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