Una exposición de Ricardo Galán Urréjola supone siempre todo un acontecimiento artístico; un hecho altamente esperado por los aficionados que se reencuentran con uno de los pintores mejor valorados gracias a su trascendente pintura y a su manifiesta calidad. La muestra gaditana va a ocupar, sin lugar a dudas, una amplísima parcelo de todo lo artístico que tiene lugar en la capital de la provincia.

Vuelve el pintor gaditano a su natural espacio expositivo de la mano de Fali Benot, produciéndose, una vez más, esa conjunción perfecta entre el artista y el galerista que se viene dando desde hace años y que, de nuevo, convierten una muestra suya en un hito artístico para bien del Arte en general y de los seguidores de Ricardo en particular. Esta exposición es paralela a la que el artista realiza en estos momentos en la Galería Mokum de Amsterdam.

La pintura de Galán Urréjola constituye una suprema realidad de sabios argumentos bellamente distribuidos para que todos generen la máxima emoción que se le requiere a una obra de arte. La figuración de este artista, de claras posiciones expresionistas, se nos aparece con una pincelada valiente, gestual y llena de carácter. Su pintura transita por un lenguaje que es propio y particular; un lenguaje y unas formas que, ya, muchos quieren hacer propio y copian impunemente. Ricardo Galán Urréjola nos lleva por unos parámetros pictóricos donde la figuración y la abstracción comparten espacios con clara sintonía y sin desvirtuaciones chirriantes. Las formas concretas se van diluyendo en unos campos grisáceos muy bien conformados para que en ellos se establezcan, con seguridad, los patrones representativos de lo real. Una realidad que sólo expresa, con pasión, sus máximas posiciones ilustrativas, aquellas que magnifican el concepto en un escenario lleno de contundencia formal.

La muestra que Fali Benot ha planteado para este fin de año expositivo nos conduce por todos los planteamientos pictóricos del ideario estético del artista. En primer lugar ese dominio de color, con sus gamas típicas dominadas por los tonos grises y azuladas que asientan los elementos concretos. También la potencia visual de la expresión; una expresión que se magnífica en los cuadros florales, se atempera en las obras protagonizadas por vías urbanas y se diluye bastante en sus apasionantes faros. Además, nos encontramos con ese amplio catálogo de contenidos pictóricos que hace galán el pintor gaditano: su bello catálogo de ciudades -para la ocasión calles de Madrid, Amsterdan y dos piezas que recrean un paisaje imaginario, con elementos visibles o presentidos de muchos sitios -. Estas bellas vistas urbanas nos sitúan en los medios de la sabia gestualidad que caracteriza la figuración de Urréjola. El paisaje callejero se nos muestra en todo su esplendor, delimitándose los registros representativos hasta exactos esbozos de profundo expresionismo. Junto a los paisajes nos encontramos una bellísima pintura floral en las que el modelo resalta su posición real en medio de una escenografía de máximos formales. Por último, Ricardo Galán Urréjola acentúa su particular lenguaje figurativo con unos paisajes marítimos dominados por la imponente figura de unos faros que se alzan majestuosos en medio de unos espacios sabiamente estructurados en un escenario de justa fortaleza plástica.

De nuevo nos encontramos la pintura de un artista en plena madurez creativa; sabio intérprete de un expresionismo figurativo que nunca deja indiferente y que atrapa la mirada del espectador, convenciéndolo de estar ante sabios ejercicios de una pintura de muy altos vuelos.

Una vez más el tándem Benot - Urréjola firman una exposición atractiva, cercana, de carácter y con una solvencia artística de la que no todos pueden presumir.