La Torre de Pajarete, el que fuera uno de los emblemas más conocidos de Villamartín, ha sido objeto de una integral consolidación tras el impactante derrumbe que sufrió en 2013, que la dejó prácticamente en el suelo. La empresa propietaria de este emplazamiento y de los terrenos adyacente, Ubriprado, ha ejecutado y sufragado un proyecto de consolidación en dos fases, que ya ha finalizado. Hay que recordar que este monumento, declarado Bien Cultural en 1940 e insignia del escudo de Villamartín, sufrió hace casi tres años un importante deterioro fruto de las lluvias y del paso del tiempo, que ocasionó el derrumbe de más de la mita de esta torre vigía, que fue parte del castillo medieval de Matrera, del siglo XIII. Así, quedaron en el suelo parte de las tres plantas del edificio, las bóvedas y uno de los muros antes de que el proyecto que habían presentado sus propietarios, varios años atrás, se hiciera realidad ya que se relentizó en el tiempo por culpa de la burocracia. De hecho, el Ayuntamiento de Villamartín requirió en muchas ocasiones celeridad a la Consejería de Cultura para salvar este enclave. Incluso, un grupo de vecinos culiblancos abrieron una iniciativa a través de internet para no perder esta torre.

Ahora, el proyecto de consolidación, que se ha ejecutado en dos fases sumando unos seis meses de obra, ha estado dirigido por una empresa especializada en restauración bajo la dirección del arquitecto Carlos José Quevedo Rojas. La Consejería de Cultura aprobó esta remodelación por afectar a un Bien de Interés Cultural.

Hay que recordar que, en su día, el Consistorio de Villamartín alertó del grave deterioro de este emplazamiento ante la Junta de Andalucía por tener competencias en la materia. Lo hizo a través de escritos durante los años 2010, 2011 y 2012 antes de que la torre sucumbiera.

Gracias a estas obras, se mantiene en pie el perfil de la torre de vigía del Castillo de Matrera, que se visualiza desde distintos lugares de la Sierra.