José De Mier Guerra

El Himno de Chiclana

El municipio y el Ayuntamiento de Chiclana, además de tener su escudo y su bandera, tienen un himno que fue estrenado el 24 de junio (día de San Juan, patrono de Chiclana) de 1914. El acontecimiento coincidió con la inauguración de la estatua al Magistral Cabrera y la puesta de la placa conmemorativa a la batalla de Chiclana en la calle de la Vega.

Todo ello fue propiciado por la comisión encargada para el caso por el Ayuntamiento y que estuvo presidida por el Padre Salado. En esta época la relación del sacerdote con las autoridades civiles de Chiclana, así como con las eclesiásticas, fueron muy buenas. A partir del 1916 comenzó una etapa de duro enfrentamiento del Padre Salado con unas autoridades y con otras que se prolongó durante años.

El cabildo de la catedral de Cádiz debió de ayudar bastante al Padre Salado en la organización del homenaje al Magistral Cabrera. En aquellos momentos otro chiclanero ejercía de magistral en la catedral. Se trataba de Leonardo Fernández Galindo, nombrado hijo predilecto de la ciudad y que "se distinguió por su talento e imponderable elocuencia en las fiestas conmemorativas de la batalla de Chiclana y erección del monumento al Magistral Cabrera". El Padre Leonardo, personalidad chiclanera, gran filósofo y teólogo a pesar de ser un hombre muy modesto, ha pasado un tanto desapercibido en la reciente historia de Chiclana, tal vez porque murió relativamente joven, con cincuenta y cinco años. Su fallecimiento causó una gran impresión pues fue "de repente", el 2 de agosto de 1915, dentro de la catedral realizando sus funciones de magistral.

Fue también un sacerdote, el maestro D. José Gálvez, beneficiado de la catedral (sacerdote asesor del cabildo catedralicio) y experto maestro compositor quien creó la música del himno de Chiclana, la letra la realizó el poeta Joaquín Navarro Rodríguez.

La letra del himno es fiel reflejo de la época. Gobernaba Alfonso XIII y la sociedad vivía unos momentos muy confusos, el índice de analfabetismo era enorme; las clases medias comenzaban a intervenir en la sociedad; se iba conformando el movimiento obrero; y todos los problemas se radicalizaban. Por eso el poeta utiliza un lenguaje muy barroco y de tono exagerado. La primera parte la dedica a la ciudad, con términos tan pomposos como "pueblo potente", "hay en tu cielo, luz refulgente" y recuerda el aniversario de la batalla y ocupación de Chiclana por los franceses: "jamás vencido por el dolor", "que es bizarría", "que te hace fuerte, noble y brioso".

En la segunda parte se ve la influencia de la catástrofe que causó la filoxera en la economía chiclanera, cuando en 1902 ni siquiera hubo vendimia. Sin embargo, ya en 1914 estarían en producción las nuevas vides y seguiría la ciudad dependiendo del campo y la viña. Es en ese año cuando el Padre Salado crea el sindicato de obreros viticultores, por ello la letra dice: "Cuando sombras de ruina, tus horizontes nublaron, dignos tus hijos lucharon, con esfuerzo sin igual y al empuje de sus brazos, recios cual ramas de encina, de riquezas encontraron nuevo y rico manantial".

La tercera y última parte se la dedica a la sabiduría de los magistrales Cabrera y Fernández y al propio Padre Salado, que ya era un personaje singular. Por eso el himno termina con la siguiente estrofa: "Cuna de hombres sabios, patria de hombres buenos, prosigue tu rumbo de prosperidad, que en el libro hermoso de la patria historia, ganarás con gloria la inmortalidad".

El himno desprende en todo su contexto un sentimiento de lo trascendente, de lo popular y de lo religioso, sentimientos estos que luego se van a traslucir en casi todas las actuaciones del Padre Salado a lo largo de su vida.

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