La cornucopia

Gonzalo Figueroa

Tropezón eclesiástico

HASTA hace poco, todos considerábamos que no convenía colisionar con la Iglesia Católica. Y un conocido dicho lo expresaba de forma clara. Así, cuando el choque se hacía inevitable, saltaba esa afirmación popular, tan antigua como cierta: "¡Con la Iglesia hemos topado!". Sin embargo, parece que tal exclamación se ha desprestigiado, y es precisamente en nuestra región donde esto ocurre, por los problemas surgidos con las entidades de ahorro.

La historia es ya de sobra sabida: la debilidad financiera de las Cajas españolas les impide continuar operando unitaria e independientemente, siendo el caso de Cajasur el más problemático, por su enorme pasivo de, aproximadamente, 600 a 800 millones de euros y por su rebeldía a aceptar tal compromiso. Controlada por la Iglesia Católica a través de su presidente, el sacerdote Santiago Gómez Sierra, dicha entidad cordobesa ha sido amenazada por el Banco de España con la intervención e, incluso, con la disolución y liquidación, si no se fusiona con una o más de sus congéneres. Y la posible candidata elegida para tal unión es Unicaja, una empresa muy sólida, que ha cerrado su último ejercicio con un beneficio de, aproximadamente, 300 millones de euros y que dirige el reputado ejecutivo Braulio Medel.

Resultaba por ello inexplicable la resistencia de Cajasur al acuerdo, significada con contradicciones y evasivas por su presidente Gómez Sierra, aparentemente deseoso de conservar sus privilegios económico-canónicos, no obstante el estado de cuasi-quiebra de la institución, según ha destapado con claridad la consultora independiente Boston Consulting Group.

Afortunadamente, parece que la prudencia y la lógica se han impuesto y el religioso Gómez y sus huestes han llegado a un "principio" de acuerdo con Unicaja, sujeto a ratificación por sus Consejos respectivos y a falta de concretar posteriormente las medidas que posibiliten la fusión. Seguramente, los cajasureños habrán recordado el quinto mandamiento eclesiástico, que les obliga a "ayudar a la Iglesia en sus necesidades", lo que no se limita a pagar el diezmo, sino también a evitar una debacle. Por eso yo decía arriba que los tiempos cambian y que ahora el curita presidente se repetirá en sus adentros que "con el Banco de España hemos topado".

Por todo lo anterior, cobra fuerza la decisión que hace años, nos comunicaba el actor cómico norteamericano Bob Hope, cuando expresó: "Yo doy limosnas a todas las religiones. Sería muy molesto destruir mi futuro en la otra vida por culpa de un simple detalle".

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