RESULTA que Tom Cruise, que es muy guay y muy chulo, se liga a Cameron Diaz y se la lleva por ahí, de gira, a ver mundo. Por beneficiársela mayormente. Al llegar a España se encuentran que es la coronación del príncipe Felipe como rey y, como es costumbre en toda coronación, echan toros por las calles. Entonces los protagonistas se meten en líos y hay derrapes, tiros, saltos y chocazos varios. Ellos se besan al final y así comienza el reinado de Felipe VI. Dicen los derrotistas que si ésta es una película para niñatos, que si Cádiz sale sólo diez minutos y de fondo de pantalla, que si es una catetez tener a toda una ciudad a retortero con el rodaje... Lo dicho, unos derrotistas. Señores, vamos a ver las ventajas: vale que en Sevilla el rodaje ha dejado siete millones en cuatro días y 10.000 pernoctaciones en los hoteles, pero aquí Pablo Grosso se ha hinchado a vender bocatas a los peliculeros. Vale que Cádiz no sale en la peli como Cádiz, sino como Pamplona, pero con los toros escapados hemos sido motivo de cachondeo en las noticias y en youtube. Como Cádiz. Con lo que gusta aquí un cachondeo. Vale que Tom Cruise lo mismo ni viene, pero ha hecho el milagro de que se haya visto a la Policía Local por el casco antiguo. Miles de horas extraordinarias, otro milagro. Vale que los toros se han escapao riau riau, pero ya puestos se podía hacer un encierro al año; un poné, en Tosantos que cada vez tiene menos tirón. Vale que la película es al séptimo arte lo que el gotelé es a la arquitectura, pero ¿y la excitación nerviosa del Gobierno Municipal? Con esto del rodaje, por fin, se ha puesto las pilas y pagado anuncios “Cádiz, plató de cine que sonríe” o algo así. Tele Ella no habla de otra cosa. Natural, pues hoy Cádiz no tiene otros problemas. Vale que no se sabe cuánto ha pagado la productora al Ayuntamiento. ¿Y qué? ¿Y esos concejales con su carterita visitando las tiendas afectadas por el rodaje? Que ya pueden colocarse como comerciales cuando dejen la política. Que aquí la gente es muy negativa.