El Pinsapar

Enrique Montiel

El veto de Carolina

16 de abril 2009 - 01:00

Porque es Kennedy, mujer, católica y demócrata la Administración Obama la puso en el tablero en donde se juegan las partidas de ajedrez más complejas, delicadas y difíciles de la diplomacia mundial: el Vaticano. De cara al interior, o sea, el voto católico y el catódico, la operación sería de diseño. Y en clave de glamour, no cabe duda de que los Estados Unidos situaban una pieza en la Europa esquiva que daría buenos réditos al capital espiritual norteamericano. No contaban con Bertone, Tarcisio, el cardenal gigante puesto por el Papa alemán en la Secretaría de Estado para controlar estas cosas, como que lleguen al corazón del poder espiritual mundial, que no otra cosa es la Santa Sede, personas como Carolina Kennedy, que se ha significado en la defensa del aborto y la manipulación de las células madres. Pocas bromas acepta el Vaticano con el aborto y las células madres. Porque lo tiene como algo lo más parecido a un torpedo bajo la línea de flotación de la Doctrina de la Fe. La raya puesta por Dios en la piedra entregada a Moisés en el monte Sinaí es intraspasable. Fue el quinto de los mandamientos pero establecía la frontera entre el hombre anterior y el hombre nuevo: No matarás. Y considerado el aborto como la muerte provocada de un ser vivo personal, aceptar como Embajadora a una señora partidaria de esta práctica tenida por innegociable en la doctrina católica siempre sería inadmisible. Aunque fuera Kennedy, mujer, demócrata, católica, catódica y designada por la Administración Obama. El Reino Vaticano no es de este mundo, es sabido. A algunos no les gusta que sea así y les gustaría que la Iglesia dijera lo que a ellos les gustaría que dijera. Siempre ha sido igual, desde el principio. Lo de al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios no le ha gustado a ningún poder de la tierra. Porque, claro, si lo que es de Dios es de Dios pues no es del César y todo César que se precie lo que quiere es que todo sea del César y que Dios, si no es del César, sea de los leones del circo. Pero llegó Bertone y mandó parar. Sin más problemas. Ni Kennedy ni nada. Si de lo que se trata es de llevarnos bien pues llevémonos bien. Su Eminencia Reverendísima ha puesto el veto a Carolina. Obama tendrá que buscarle otro destino glamuroso que no sea el Vaticano. Porque con el aborto pocas bromas, es la cuerda que se rompe siempre cuando se la quiera jalar desde un lado. O se suelta del otro. No es posible un equilibrio ahí. Ni siquiera la comprensión mínima. Porque es lo que decía, lo de la piedra del Sinaí. El no matarás.

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