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La Quinta Columna

jaime Rocha

III República

DESDE hace unos años, la izquierda española, en sus manifestaciones públicas, hace abundante exhibición de banderas tricolores pertenecientes a la II República, más longeva que su predecesora, la I República, de apenas dos años, que conservó los colores oficializados en 1812 por las Cortes de Cádiz.

Desde la victoria por mayoría absoluta del PP, las manifestaciones organizadas por grupos y partidos de izquierda se han convertido en algo habitual. Da igual el motivo, desde un aparcamiento, servicio de agua, o recortes de sanidad…, siempre el protagonismo de la bandera de la II República se hace patente, convirtiéndose en una reivindicación nostálgica de un sistema político que ninguno de los manifestantes conoció.

El actor Willy Toledo, residente en Cuba y activista de Izquierda Anticapitalista (IA), al final de una de las manifestaciones más violentas de los últimos años (más de 70 policías heridos, uno de ellos grave) leyó un manifiesto del que cabe resaltar: "Una movilización contra un sistema, un régimen y unos gobiernos que nos agreden y no nos representan", para añadir: "…construir un proceso constituyente".

O lo que es lo mismo, todos estos manifestantes, violentos y no violentos, persiguen un cambio de régimen que proclame la III República. Es decir, IA, que se define como "revolucionario, anticapitalista, internacionalista, feminista, socialista, asumiendo el marxismo en un sentido abierto, plural y crítico, cuyo objetivo declarado es la recomposición del proyecto revolucionario" junto con el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), de Sánchez Gordillo que, entre robo de supermercados y ocupación de fincas rústicas, pretenden llevarnos por la senda de la violencia anti sistema hasta la III República.

Ningún partido convocante ha condenado siquiera el ensañamiento de unos cientos de salvajes que se emplearon con una violencia nunca vista, capaz de provocar alguna muerte, de lo que se deduce que no solo lo consienten, sino que es posible que lo alienten.

Suponiendo que este país se vuelva mayoritariamente loco y estos preclaros líderes consigan su objetivo, después de llagados a esa meta ¿qué nos espera?

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