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Crónica levantisca

juan Manuel / marqués Perales

M onaguesco

LA escuela monaguesca de economía, la de José Antonio Monago, presidente de Extremadura, nos indica que su Gobierno es tan ortodoxo como el de Merkel, por lo que consiguió cerrar 2012 con un déficit del 1,5%, el objetivo marcado por Cristóbal Montoro. Monago saca pecho y lidera la rebelión de los barones territoriales del PP contra la adjudicación de un déficit para cada autonomía. Olvida, claro está, que su comunidad es la mejor financiada de España, que su población cabría en la provincia de Sevilla y que en 2012 obtuvo unas liquidaciones excepcionales. Mal andan los barones del PP cuando Monago es su líder, un personaje que llegó a afirmar que el corredor mediterráneo perjudicaba menos a su tierra que el central. Tiembla Hayek.

Miren el mapa de España: las autonomías más pobladas son las que no han podido cumplir el objetivo de déficit: Cataluña, Valencia, Baleares y Andalucía. La excepción es Madrid, que se beneficia de su condición de capital. No es que Monago sea un calvinista y José Antonio Griñán un católico manirroto, es que los ingresos para cubrir de los esenciales servicios no son iguales. Y lo sabrá bien el Gobierno de Rajoy, cuando es el que ha propuesto un déficit para cada comunidad.

La fórmula de Griñán pasa por eso, por una fórmula igual para todos, que considere la financiación que llega a cada comunidad, su nivel de deuda y otros factores, de modo que resulten déficit diferentes. Para Andalucía, resulta trascendental el techo de déficit que nos adjudique el Gobierno: si 2012 se cerró con uno del 2,02%, será imposible acercarse al 1,2% previsto en principio sin recortar en los servicios básicos como educación y sanidad, donde ya ha habido ajustes, aunque éstos no impliquen un cambio de modelo como sí está suponiendo en otras autonomías. Parece justo reclamar un déficit diferente si la financiación de cada autonomía no es la adecuada, y tan es así que se reconoció en la propia Conferencia de Presidentes autonómicos. Un 1,8% es lo aceptable para la Junta.

El problema económico del reparto del déficit es ése, pero a ello hay que añadir uno político: el de Cataluña. Que haya sido esta comunidad la que abanderase un trato diferenciado ha supuesto un campo abonado para los que aún siguen practicando el anticatalanismo, caso de Monago, ese hombre que fue a Barcelona y pidió a la Generalitat que afinase el "tiro", porque quien más gastaba no era Extremadura, sino Andalucía. Monago, ese amigo.

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