TRECE meses lleva José Chamizo de la Rubia con mandato prorrogado como Defensor del Pueblo Andaluz. El lunes pasado dijo que quiere seguir en el cargo y que para que lo deje lo tiene que echar el Parlamento que le eligió. Creo que el Parlamento no va a decirle que siga ni que se vaya. O sea, que continuará por más tiempo. Prorrogado.

El cura Chamizo es, de largo, el cargo público andaluz de máximo nivel más duradero. Fue elegido por vez primera en 1996. Es decir, que en marzo de 2012 concluyó su tercer mandato consecutivo, ese tope temporal que comúnmente se estima como la frontera a partir de la cual los políticos se desgastan, pierden la perspectiva de la calle y terminan carcomidos por la rutina y la desilusión. No es su caso. Chamizo querría traspasar como Defensor la edad de jubilación -ya próxima-, conserva intacta la ilusión y los problemas de la calle son su hábitat natural. Y tiene un plus impagable, fuera de convenio: ha prestigiado a la institución que encarna, la mejor valorada de las que integran el entramado de la vida pública en Andalucía.

Nada de esto sería suficiente aval para apostar por la prolongación de la era Chamizo si no concurrieran circunstancias especiales en la política andaluza. Básicamente, la correlación de fuerzas en el Parlamento. A ver. Pre-juicios de los grupos parlamentarios sobre José Chamizo: el partido mayoritario (PP) lo quitaría mañana mismo, al partido que sigue gobernando (PSOE) no le importaría sustituirlo y el partido cogobernante minoritario (IU) lo apoya sin condiciones. Dado que un posible sustituto necesitaría concitar el voto de tres quintas partes del Parlamento (65-66 diputados), populares y socialistas tendrían que votar juntos. Y ahí viene la dificultad: el PP -el único realmente interesado en la renovación de la Defensoría- no dispone de un mirlo blanco, un personaje prestigioso e independiente que pueda respaldar el PSOE... sin enemistarse con sus socios de Izquierda Unida que, ya digo, apuestan por la continuidad de Chamizo. Por eso creo que Chamizo seguirá, aunque sea en funciones prolongadas y por ausencia de alternativa viable.

El único peligro para el cura es Canal Sur. Quiero decir: que los partidos pretendan nombrar un nuevo director general de RTVA y negocien y pasteleen todo el paquete. No parece probable. PSOE e IU dan signos de una voluntad firme de dilatar la actual interinidad de Canal Sur.