EL tiempo es elemento esencial para poder entender al Universo y al Hombre. Pero para ello hemos debido matizarlo con diversas formas de medirlo.

Existe un tiempo cósmico sin el que no es abordable la contemplación del Universo y hemos tenido que crear el año luz para intentar comprenderlo. Tiempo cósmico que es la coordenada determinante de un espacio inconmensurable y sometido a la relatividad que apuntara Einstein.

Hay un tiempo geológico que determina la edad de los elementos físicos que componen el Universo y que medimos por acumulaciones de años solares a las que llamamos eones y eras. A su través hemos podido ir datando la edad de la Tierra, de la evolución de los continentes, del surgimiento y declive de las cordilleras, de la aparición de la vida y de las extinciones de las especies.

Y es precisamente la aparición de la vida lo que nos ha llevado a la necesidad de otro cómputo del tiempo, mediante el tiempo biológico, que es ya una medida muy fugaz, como lo es la vida, y que oscila desde las pocas horas de algunos insectos a los cientos de años de determinadas plantas, pasando por los decenios de las vidas de los mamíferos superiores.

Para medir la acumulación del tiempo biológico en la especie homo sapiens hemos creado el tiempo cronológico en cuya virtud decimos que estamos en el año 2012 después de Cristo. Pero la especie homo sapiens vivía hasta recientemente en un planeta muy grande y era escaso el contacto. Por eso los niveles de conocimiento eran diferentes, lo que obliga a utilizar otra unidad de cómputo que es el tiempo histórico, o nivel de pautas socio - culturales en que se encuentra cada civilización.

Y esto es lo que ha cambiado dramáticamente en nuestra época. El planeta, como consecuencia de los avances científicos de todo tipo, se ha hecho muy pequeño, se ha transformado en la llamada aldea global y ahora el contacto es instantáneo entre civilizaciones de forma que aun aquellas que se encuentran en muy atrasado tiempo histórico pueden acceder a las más sofisticadas tecnologías aportadas por el tiempo cronológico en que vive nuestra especie. Esto es lo que hace temible a nuestra época, pero sin esta consideración no podemos entender muchas de las cosas que pasan en el mundo.