El Puerto

Un almuerzo a la altura de un Rey

  • El monarca emérito degustó ayer un menú muy portuense en la bodega Gutiérrez Colosía

Al Rey Don Juan Carlos le gusta El Puerto y eso quedó demostrado ayer, una vez más, cuando el monarca emérito eligió esta ciudad para almorzar antes de dirigirse a la plaza de toros de Jerez, donde por la tarde asistió a la corrida de José Tomás.

No es la primera vez que Don Juan Carlos elige El Puerto para una reunión entre amigos y ya hace cuatro años tuvo ocasión de degustar la gastronomía portuense en un encuentro celebrado en verano en el establecimiento Ca Antoñín, propiedad de Antonio Sánchez Fariñas, amigo y socio del periodista Carlos Herrera. El rey quedó entonces encantado con el menú elaborado por Antoñín y ayer, cuatro años después, quiso repetir. A través de una llamada de Carlos Herrera el conocido hostelero portuense recibió el encargo de elaborar un nuevo menú, aunque en esta ocasión se planteó en las bodegas Gutiérrez Colosía, ubicadas en la avenida de la Bajamar.

El menú estuvo conformado por unos entrantes a base de caña de lomo y jamón y una ensaladilla que ya elaboraba hace más de cuarenta años el padre de Antoñín, seguida de unos huevos de choco y unos ostiones fritos.

El siguiente plato fue una sopa de tomate en caldo de marisco y más tarde unas coquinas sin cáscara con espárragos de Medina.

El plato fuerte no pudo ser más portuense, un tradicional guiso de papas con chocos para cerrar el menú con un postre de tocino portuense y la celebrada tarta imperial de Pepe Mesa.

Don Juan Carlos estuvo acompañado por su hija la infanta Elena, gran aficionada también a los toros, y su nieta Victoria Federica. En el almuerzo estuvieron además presentes, entre otros, el propietario del restaurante Flanigan de Puerto Portals, en Mallorca, Miguel Arias; Juan Pedro Domecq; Alberto Alcocer, Manuel Piñero y Javier Benjumea, además de Carlos Herrera y el propietario de la bodega, Juan Carlos Gutiérrez Colosía, junto a su mujer, Carmen Pou.

La jornada no estuvo exenta de emociones ya que Don Juan Carlos se quedó de piedra al reencontrarse en la bodega con un antiguo coche inglés de batería con el que jugó en sus días de la infancia en Estoril. Por esos azares que tiene el destino, el propietario de la bodega lo encontró hace unos años en una cuadra y decidió repararlo y ponerlo a punto. El Rey emérito se emocionó mucho con esta sorpresa, así como con las botas firmadas por todos los almirantes que han pasado por el buque escuela Juan Sebastián Elcano -muchos de ellos antiguos compañeros del monarca-, botas firmadas que se custodian en la bodega portuense.

El Rey Don Juan Carlos trasladó a los asistentes al almuerzo su intención de repetir este verano visita a la ciudad, con motivo de la regata clásica que se celebrará a finales de julio y en la que participará el buque Hispania.

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