Cádiz es prolífica en ejemplos de grandes proyectos e inversiones que se anuncian durante años pero que nunca llegan a construirse. Ahí están el nuevo hospital, la Ciudad de la Justicia, el hotel en Tiempo Libre o el Museo del Carnaval, por citar sólo algunos casos. Y también han sido varios los ejemplos de equipamientos que pese a estar construidos y listos para usar, su puesta en marcha se retrasa sin motivos que aparentemente lo justifiquen; pasó en su día, por ejemplo, con la piscina construida en el barrio de Astilleros; y está ocurriendo actualmente con la nueva estación para los autobuses interurbanos.

La terminal fue construida a finales del pasado año y fue a principios del presente 2016 cuando el equipamiento se declaró totalmente concluido, una vez que se realizaron las obras de urbanización de los accesos. Pues con el edificio perfectamente listo, con sus ocho andenes preparados para recibir autobuses, el reloj de grandes dimensiones en la fachada azul, los accesos y barreras completamente cerrados, el exterior urbanizado con su señalización horizontal y vertical para los límites de velocidad, los estacionamientos reservados... la estación sigue acumulando meses sin autobuses y con un preocupante estado de abandono que ya ha provocado que la parte urbanizada en el exterior se haya convertido en otra bolsa de aparcamiento de vehículos.

Llama la atención que un equipamiento tan necesario para la ciudad -única capital andaluza sin estación de autobuses interurbanos- siga sin uso, cuando a escasos metros tienen que soportar los usuarios las condiciones de la terminal provisional, con edificios prefabricados que llevan años soportando una actividad contemplada en su día para unos meses.

A priori, dos son los principales inconvenientes que mantienen a día de hoy sin uso la estación que hace más de medio año se construyó -con diseño y calidades, por cierto, muy por debajo de lo que en su día anunció la Junta de Andalucía-. Por un lado, el único fleco pendiente del proyecto es la construcción de un ascensor que comunique la terminal con la estación ferroviaria, que permitirá una mejor conexión. Y por otro lado, la gestión de la terminal en sí, pendiente todavía de concretarse si correrá a cargo de la administración autonómica, del Consorcio de Transportes de la Bahía o si se externalizará el servicio a alguna empresa especializada.