Roberto Brasero explica las consecuencias de vivir siempre con el horario de verano

El meteorólogo advierte de cómo cambiarían los amaneceres y la rutina diaria si España mantuviera este horario todo el año

Cambio de hora de octubre: qué día y cuándo se cambia el reloj al horario de invierno

Roberto Brasero
Roberto Brasero / @eltiempoa3n

El presentador de El Tiempo en Antena 3, Roberto Brasero, ha explicado qué pasaría si España decidiera quedarse de forma permanente con el horario de verano. Aunque el debate sobre eliminar el cambio de hora se repite cada año, el meteorólogo recuerda que la verdadera pregunta no es si hay que dejar de hacerlo, sino qué horario elegiríamos para todo el año.

En un vídeo publicado en el perfil de TikTok de El Tiempo de Antena 3, Brasero aclara que mantener siempre el horario de verano supondría amaneceres muy tardíos en invierno. "En Galicia no se haría de día hasta las diez de la mañana, y en Madrid hasta las nueve y media", advierte. Por el contrario, si se optara por mantener el horario de invierno, el sol saldría antes, pero también anochecería mucho más pronto en los meses cálidos.

Amaneceres tardíos y días más oscuros

El meteorólogo recuerda que el cambio de hora —adelantar una hora en marzo y atrasarla en octubre— sigue siendo obligatorio en todos los países de la Unión Europea, aunque desde Bruselas se ha planteado su eliminación en varias ocasiones. "Mientras no haya un acuerdo común, tendremos que seguir cambiando los relojes", señala Brasero.

Pero si finalmente se adoptara el horario de verano como permanente, las consecuencias serían visibles de inmediato: en gran parte del país amanecería muy tarde durante el invierno, afectando a los horarios laborales, escolares y a la organización de la jornada.

Además, advierte de que el cambio no afectaría igual a todas las regiones. En el oeste peninsular, como Galicia, el amanecer se retrasaría más de lo que lo haría en el este, donde el sol saldría algo antes.

Qué ocurriría si se mantuviera el horario de invierno

La situación sería justo la contraria si España se quedara con el horario de invierno. En ese caso, en verano amanecería muy temprano, especialmente en zonas del Mediterráneo. En Menorca, por ejemplo, el día empezaría a clarear hacia las cinco y cuarto de la mañana, y el sol se pondría poco después de las ocho de la tarde.

Este escenario podría afectar también a los hábitos sociales, el turismo o el consumo energético. Los días serían más cortos por la tarde, lo que reduciría las horas de luz disponibles para el ocio al aire libre, terrazas o actividades turísticas.

Un debate que vuelve cada año

El cambio de hora es uno de esos temas que cada otoño vuelve a abrirse paso en el debate público. En los últimos años, la Comisión Europea ha propuesto eliminarlo, pero los países miembros no se han puesto de acuerdo sobre cuál de los dos horarios mantener. En España, el asunto también divide opiniones: algunos expertos defienden que mantener el horario de invierno es lo más natural por la posición geográfica del país, mientras que otros creen que el horario de verano favorece la vida social y el aprovechamiento de la luz por la tarde.

Por ahora, la medida seguirá como hasta ahora: el último domingo de octubre habrá que atrasar los relojes una hora. A las tres de la madrugada volverán a ser las dos.

Más que una cuestión de relojes

Brasero resume el dilema con una reflexión sencilla pero contundente: "No es solo decidir si se cambia o no la hora; es decidir qué horario queremos tener siempre". Y no es una elección menor. La luz condiciona el sueño, el rendimiento laboral y el estado de ánimo. Por eso, más allá de la comodidad de no tocar el reloj, mantener un horario fijo tendría un impacto directo en cómo vivimos el día a día.

En definitiva, la advertencia de Brasero invita a pensar en el fondo del debate: no se trata solo de horas, sino de salud, hábitos y bienestar. El sol, al fin y al cabo, no entiende de decretos ni de relojes.

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