Enrique Moris, experto finanzas: "La vivienda se ha convertido en un drama para toda una generación"
Los precios inalcanzables, la escasa oferta y políticas que no bastan, comprar o alquilar se torna una decisión sin solución para muchos jóvenes
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La crisis de la vivienda en España ya no es un problema de unos pocos barrios: es una crisis generacional. Para quienes ahora aspiran a emanciparse, las cifras y la realidad convergen de forma implacable: no solo suben los precios, sino que la opción de acceder a una vivienda propia o digna de alquiler parece cada vez más lejana. En ese escenario, el análisis de Enrique Moris cobra especial relevancia: su diagnóstico apunta directamente a las fallas estructurales más dolorosas.
La escasa oferta, el origen del desequilibrio
Según Moris, el problema no comienza en los precios, sino en lo que hay antes: lo que casi no existe. En numerosas ciudades, la oferta activa de viviendas nuevas o usadas es prácticamente marginal. Esa escasez obliga a que cada vivienda disponible sea objeto de competencia feroz, lo que dispara los precios y deja fuera a quienes no pueden asumir condiciones extremas.
Ante la falta de stock, incluso los mecanismos de regulación de alquileres —vigentes en zonas "tensionadas"— palidecen frente al desequilibrio. La intervención existe, pero no compensa lo suficiente cuando la base de oferta es tan limitada.
Comprar no convence, alquilar estrangula
Un punto central en el análisis de Moris es que ninguna de las dos opciones tradicionales —comprar o alquilar— funciona bien para muchos. Comprar exige un colchón económico casi prohibitivo: entrada, impuestos, reformas, plusvalías. Y la hipoteca se vuelve viable solo si tus ingresos superan holgadamente lo habitual. Mientras tanto, el alquiler devora una parte enorme del salario, muchas veces rondando el 30–40 % o más.
El debate entre comprar o alquilar ya no es solamente técnico, sino simbólico: el mercado ha convertido viviendas en activos financieros, no en espacios para vivir. Moris sostiene que ese cambio distorsiona la lógica: "la vivienda ya no es un derecho, sino una mercancía con la que especular".
Requisitos para comprar una vivienda
El experto en finanzas es claro en su mensaje: "Mucha gente se mete a comprar sin cumplir una serie de condiciones, porque no todo el mundo es apto, ni todo el mundo está preparado para comprar". El joven ha destacado cuáles son los tres requisitos que debe tener una persona antes de embarcarse en una aventura tan grande:
- La hipoteca no debe superar entre el 30-35% del salario libre de impuestos.
- Efectuar la compra de una vivienda cuando se va a estar un mínimo de tiempo en ese lugar, entre 5 y 7 años.
- Si se necesita alquilar la vivienda para poder pagar la hipoteca es mejor no hacer esa compra.
Cómo actuar según tu perfil
Además, Enrique Moris plantea que la decisión entre comprar o alquilar depende, en gran medida, del perfil de cada persona. No existe una respuesta universal, y por eso diferencia tres casos muy concretos:
- Jóvenes sin hijos: movilidad y libertad por encima de todo
Para quienes tienen entre 25 y 35 años, el experto lo tiene claro: el alquiler sigue siendo la opción más lógica. En esta etapa, marcada por los cambios laborales, la búsqueda de oportunidades y la falta de estabilidad a largo plazo, la flexibilidad pesa más que la propiedad. Moris defiende que, en muchos casos, atarse a una hipoteca demasiado pronto puede convertirse en una carga que limite proyectos o movilidad profesional.
- Parejas con hijos: estabilidad y horizonte a largo plazo
Cuando ya hay familia, la ecuación cambia. La prioridad pasa a ser la estabilidad —especialmente la de los hijos— y, en ese contexto, la compra puede tener más sentido. Moris aconseja dar el paso solo si se tiene la intención de quedarse al menos entre siete y diez años en el mismo lugar y siempre que las cuotas de hipoteca sean similares al coste del alquiler. Solo entonces la inversión puede resultar realmente rentable.
- Inversores con capital: visión estratégica y oportunidad
El tercer perfil que distingue el experto es el del inversor con capacidad económica. En este caso, su recomendación pasa por aprovechar las oportunidades del mercado y centrarse en zonas con potencial de revalorización. Cita ejemplos concretos como Madrid o Barcelona, donde la demanda se mantiene alta y las rentabilidades, pese al contexto actual, siguen siendo atractivas.
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