Los alimentos que provocan alergia son los más consumidos por los españoles, aunque son diferentes en función del área geográfica y de las costumbres alimentarias. Así lo advierte la doctora Mercedes Escarrer Jaume, pediatra alergóloga de la Clínica Juaneda de Palma de Mallorca y ex presidenta de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP).

La doctora Escarrer impartirá este viernes un taller formativo para familias en una nueva edición de la reunión AlergoMenorca, que cuenta con los avales de la SEICAP y de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). En este taller la especialista abordará qué alimentos pueden comer los niños alérgicos o no en función de su alergia alimentaria y la importancia de leer el etiquetado de los alimentos, aunque sean de consumo habitual por parte de la familia.

Según datos de la SEICAP, la alergia a alimentos es una patología que ha aumentado en los últimos años, sobre todo en países industrializados. En los menores de 14 años, ocupa el tercer lugar de los trastornos alérgicos diagnosticados en las consultas de alergia. Las sensibilizaciones suelen aparecer en relación con la introducción de los alimentos en la dieta del niño. Durante la edad pediátrica, los alimentos implicados son las proteínas de huevo (39,1%) y leche (32,3%), seguidas del pescado (11,3%), los frutos secos (18,8%) y las frutas (12%).

La forma de presentación clínica más frecuente en la alergia alimentaria son los síntomas cutáneos, que se manifiestan en forma de urticaria y angioedema en un 63,5% de los casos, seguido del síndrome de alergia oral, en un 33,6% y la clínica digestiva, que puede manifestarse como náuseas, vómitos, dolor abdominal o diarrea y que aparece en un 24,7%.  La anafilaxia aparece en menos de un 20% de casos, siendo la alergia alimentaria la causa de anafilaxia más frecuente en la infancia.

La importancia del diagnóstico

“En el diagnóstico de la alergia alimentaria es muy importante una buena historia clínica, detallando la forma de ingesta del alimento (crudo o cocinado) y los intervalos de aparición de los síntomas, que normalmente son en menos de 2 horas”, explica la doctora Escarrer.

“El diagnóstico de alergia a un alimento significa la eliminación de este de la dieta, con el potencial riesgo de experimentar reacciones accidentales, la revisión del etiquetado de las comidas preparadas o el temor a comer alimentos elaborados por terceros y estar alerta por si aparece una reacción adversa. Esta situación altera la calidad de vida del niño y su familia” añade la pediatra alergóloga.