Casas bonitas en Cádiz: estos son los interiores más sorprendentes
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Aunque los tipos de interés actuales no inviten a la compra de viviendas, siempre tendremos a mano la opción de reformar la habitual para ajustarla más a nuestros gustos. Durante este año 2022, hemos podido visitar el interior de algunas casas de la provincia en galerías gráficas donde algunas resaltaban por su originalidad, otras por el toque personalísimo de sus propietarios, otras por estar en medio de parajes espectaculares...
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Usando como base todas esas fotografías, hacemos una composición de la que podría considerarse la 'vivienda ideal', es decir, aquella que recoge las estancias que (a nuestro gusto) destacan de alguna manera: por su estilo, por su amplitud, por su decoración.
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Esta es sólo una propuesta con una pequeña selección de tres baños, cocinas, comedores, habitaciones, salones, terrazas y piscinas que nos han enamorado.
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El primer baño seleccionado pertenece a una finca particular de Vejer de la Frontera. El inmueble es propiedad de la familia Melgarejo Montes, que lo adquirieron hace tres años; y tras una remodelación han distribuidos sus 950 metros en diferentes estancias, adaptadas para las necesidades de la vida actual. La finca ocupa planta baja y dos plantas que se distribuyen en un patio principal, un patio exterior con pileta, 2 salones, 6 dormitorios con sus baños y en la parte superior amplias terrazas con vistas a la Janda. Toda la casa conserva su suelo de Tarifa y barro y la viguería de madera y sus puertas, manteniendo así la atmósfera de antaño.

La pintura, la poesía y el vino se reflejan en los diferentes espacios creados por la pintora Marusela Pérez Máximo en una viña jerezana del siglo XVIII. La casa, conocida como la viña ‘La Pintada’, ubicada en el triángulo del Jerez superior en tierras de albarizas, se encuentra rodeada de viñedos. Ocupa dos plantas: planta baja con el zaguán, el escritorio, parte de invitados y un taller; y la primera planta, donde se encuentran las dependencias familiares. Este baño destaca por el estucado verde veneciano de sus paredes y sus baldosas hidráulicas con diseño de rosa de los vientos.

Este baño está en una casa de viñas situada entre la carretera de Jerez y Trebujena. Su origen es de final del siglo XVII adaptándose a las necesidades de hoy, tras su rehabilitación por el arquitecto Álvaro Jiménez del Cuvillo, conservando la construcción y elementos originales. Sus propietarios, la familia Soto Díez, han querido mantener el legado y la historia familiar del edificio y sus alrededores, heredado por su antepasado Pedro Domecq Lustau. En todos los baños de esta vivienda (cinco en total y tres aseos) se han respetado alguno de sus elementos originales como techos de vigas y suelo.

Cambiando de estancia, esta primera cocina está en un ático en el Mentidero, una vivienda de dos plantas con grandes espacios limpios y llenos de luz y con una especie de oasis en su parte superior. Sus propietarios, un matrimonio joven, han diseñado la casa con grandes espacios abiertos y limpios protagonizados por la domótica, algo que tiene su reflejo en la cocina, de concepto abierto. Se encuentra dividido en dos ambientes: una zona para comer y otra para cocina delimitada por una barra de madera. Todo el mobiliario de la cocina es de color blanco roto combinado con el negro y el acero de los electrodomésticos. Para la encimera han utilizado un cerámico gris.

Es la cocina de la vivienda situada entre la carretera de Jerez y Trebujena. Es uno de los espacios de la casa más concurridos. Un grupo de ventanas al exterior da luz natural a toda la estancia. Utiliza los tonos verdes grisáceo para su mobiliario combinándolo con el mármol de la encimera. En una parte de la cocina se ha creado un pequeño ambiente de estar con una mesa tocinera de pino del siglo XIX junto a dos banquetas de la misma época procedentes de una habitación de la casa. Entre su mobiliario se encuentra una pareja de trinchero de nogal del siglo XIX sobre el que se apoyan diferentes objetos decorativos de cerámicas. El suelo combina el mármol con el hidráulico primitivo de la casa.

Esta cocina pertenece a una vivienda muy singular tanto por su construcción, su ubicación y su decoración. Su propietario, el actor americano y productor de música electrónica Marco Dollenz, que después de vivir varios años en la provincia de Cádiz eligió la localidad de Conil para afincarse. La casa ocupa una superficie de 75 metros cuadrados distribuidos en dos plantas. La cocina combina el mobiliario de madera con la encimera de mármol de Carrara. Para sus paredes se utiliza la piedra ostionera y el hidráulico para el friso de la parte superior de la encimera. Un antigua pieza de mármol de dos senos se utiliza como fregadero, tras adaptarlo al hueco. En todo este espacio descrito, aprovechando la altura de sus techos, se ubica unas escaleras de madera que conduce a una parte superior, donde se ha diseñado una pequeña zona para invitados. La iluminación que utiliza en los diferentes espacios son apliques realizados en hierro por su propietario con mensajes escritos en lengua árabe.

Este comedor está en el interior de una casa situada en uno de los parajes más privilegiados de la provincia, en las montañas de Bolonia. Su propietaria belga adquirió la misma hace más de cuarenta años, tras unos años veraneado en Sotogrande y descubrir este lugar, con vistas a la ciudad marroquí de Tánger en el horizonte. Su distribución está inspirada en un pequeño cortijo andaluz, tanto en su distribución como en su decoración. El comedor principal de la casa se ubica junto a la cocina. Una gran mesa de madera con diez sillas de madera y hierro ocupa la parte principal de la habitación. La cerámica protagoniza la decoración de esta habitación. En las paredes cuelga una gran colección de cerámica francesa de Barbotine. Una chimenea de gran tamaño de piedra destaca en uno de los laterales de esta estancia junto con una pareja de tibores de la Provenza del siglo XVIII.

El chef sueco Peter Norman y el artista mexicano Sergio López han decorado con mucho gusto esta vivienda situada en la calle Palacios de El Puerto. Tras encontrar este edificio de principios del siglo XIX, decidieron hacerla suya y restaurarla sin perder la esencia de las casas portuenses. A lo ya existente le añadieron su exquisito gusto y conocimiento en la decoración y el arte.
El comedor está presidido por una mesa de madera adquirida en un rastro acompañada de un grupo de sillones de rattan. En la parte superior de la mesa y sobre una tela de lino, se apoya un jarrón francés y una pareja de candeleros como elementos decorativos. Un mueble de campo de madera de finales del siglo XIX se coloca en uno de sus laterales como mueble auxiliar. Esto está ornamentado por una pareja de floreros granadinos y un fanal con una escultura del artista Sergio Mora. Entre los cuadros que cuelgan de sus paredes se halla una pintura de la jerezana Ana Barriga y un cuadro del artista neoyorquino Mu Pan. Una lámpara, del diseñador Tom Dixon, se utiliza para iluminar parte del espacio.

Este comedor también pertenece a la casa situada entre Trebujena y Jerez. El comedor lo preside una gran mesa de caoba de principio del siglo XIX, junto con un grupo de sillas de madera de nogal y rejillas. Una de las paredes de esta estancia luce la piedra vista. Un mueble trinchero de gran tamaño de nogal acompaña este espacio, el cual se ornamenta con diferentes objetos decorativos, principalmente de cerámica. En su esquina, como muebles auxiliares, se ubica una pareja de esquineras isabelinas de caoba y mármol, con diferentes tarjetas de agradecimiento del Rey Alfonso XIII, durante su visita a la casa familiar. Todo este espacio descrito lo ilumina una pareja de apliques de bronce de tres brazos, junto a una original lámpara central de bronce dorada.

Es una de las habitaciones de la residencia de Vejer. Todas las camas de cada dormitorio están tapizadas con estampados en diferentes colores, y en cada una de estas habitaciones se incluye un baño. En este ejemplo domina la luz natural y la vigas vistas del techo, que le dan un aspecto más acogedor.

Esta habitación pertenece a Santa Petronila, una viña entre Jerez y Trebujena y que cuenta con una particularidad: posee la bodega más pequeña del mundo destinada al vino de jerez. Tras varias generaciones de propietarios, en 2006 el matrimonio Agustín Benjumeda y Brita Hektoen adquirió la propiedad y comenzó un proyecto de rehabilitación de tres años respetando todos sus materiales originales. Los dormitorios conservan la altura de sus techos y la piedra vista de sus paredes. La decoración de cada uno se diferencia en sus cabeceros: algunos de hierro, otros de madera y otros tapizados. Muchos de los muebles como mesas y armarios se han hecho con materiales reciclados.

El dormitorio principal de la casa lo componen una pareja de camas de metal dorado y en la parte superior un gran espejo dorado del siglo XIX que da voluminosidad a la habitación. Junto a la cama, se encuentra una pareja de mesillas de noche de nogal de principios del siglo XX. Y otro de los laterales de la habitación se ha colocado un antiguo mueble de tocador. Todo el techo de este dormitorio es de viga de madera.

Esta piscina corresponde a una casa que se encuentra en Arcos de la Frontera. Es una casa muy especial tanto por su continente como por su contenido. Sus propietarios, Lorenzo Perdigones y María Luisa Lavado, la adquirieron hace muchos años, siendo Lorenzo Perdigones el que inició la distribución de los espacios y el proyecto de decoración. Y tras su fallecimiento, su esposa siguió con el proyecto de la casa, que ha finalizado junto con sus hijas. La piscina está situada en la parte trasera de la casa, cubierta en parte por una cueva y en una zona con vistas privilegiadas al pantano, la sierra y la peña.

Esta piscina tiene una peculiaridad y es que, a diferencia de las 'infinity' tradicionales que se ubican en lugares costeros aprovechando el horizonte del mar para 'alargar' las dimensiones de la piscina, en la bodega de Santa Petronila se ha ideado como terraza perfecta a las viñas que rodean a la vivienda.

En una casa del siglo XVIII en El Puerto encontramos algo que no es propiamente dicho una piscina pero que igualmente podría refrescar en verano. En realidad se trata de una gran pileta a los pies de un limonero ornamentada con un conjunto de antiguos azulejos portugueses. En uno de sus laterales se ubican unos sillones y mesas de hierro y cristal destinados a zona de estar y una de sus esquinas la ocupa una pequeña cuna antigua de campaña. Su propietaria, Reyes Aritio, adquirió esta vivienda hace unos años y renovó completamente todos sus espacios y estancias, recuperando el esplendor de antaño.

Este salón es de la vivienda de Lorenzo Perdigones y María Luisa Lavado y se encuentra a la entrada de la casa, delimitado con unos arcos de ladrillo sobre unas columnas de piedras. Para el mobiliario del salón se ha usado una variedad de muebles de diferentes períodos. La parte central la ocupa una original mesa realizada con una puerta antigua, que se apoya sobre unas patas de hierro. Una cómoda isabelina ocupa uno de sus laterales, junto con un chubesqui que calienta la casa los días duros de invierno.

El salón de la viña Santa Petronila tiene un techo de seis metros de altura, lo que da una gran visualización de todo el espacio con su piedra vista. El espacio lo preside una gran chubesqui, sobre la que se distribuye un conjunto de sofás tapizados en crema con hojas verdes de parra. En uno de los laterales de esta estancia se sitúa el comedor con una gran mesa de madera, para 22 comensales, junto a un conjunto de sillas de enea y de madera. Dos objetos antiguos de cobre de bodega ornamentan la mesa junto con un cuenco de cerámica.

El salón de la a la casa entre Trebujena y Jerez está dividido en dos ambientes, uno presidido por una chimenea de gran tamaño de ladrillo junto a una mesa de madera e hierro y un conjunto de sofás y el otro, con una mesa de mármol e hierro, junto a una pareja de sofás tapizados en tonos grisáceos y una pareja de sillones isabelinos. En los laterales de la chimenea se ubica una pareja de mesa de San Antonio. Gran parte de la pared de esta estancia y aprovechando la altura de sus techos cuelga un gran número de reposteros con diferentes escudos de la familia procedentes de la casa familiar. Y entre sus cuadros, una pintura de gran tamaño del pintor Vadillo que representa un caballo.

Esta terraza es una de las estancias que distribuye la luz exterior en esta finca particular de Vejer, en el que se ubica una pileta y muebles de jardín.

Los jardines de esta vivienda en Bolonia han sido diseñadas por la propietaria, junto con diferentes porches.

Se trata de una preciosa terraza interior ubicado en una vivienda del siglo XVIII en El Puerto, ideal para una reunión nocturna con amigos o para comidas veraniegas.
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