Semana Santa Cádiz 2019 | Carmen Olmedo

“La saeta no es folklore sino rezar cantando”

  • “Para mí es el cante más difícil que hay, porque no estás arropada ni por una guitarra”

  • “El Nazareno es la imagen que más venero”

Carmen Olmedo es una de las voces imprescindibles de la Semana Santa gaditana. Su forma de rezar cantando es ya una tradición en cortejos con tanta solera como Nazareno o Sentencia. Hablamos con ella días antes de la Semana Mayor para conocer cómo vive estos días.

—Carmen, ¿cómo le entró la inquietud de empezar a cantar saetas?

—Pues desde chiquitita siempre he cantado. Recuerdo que mi abuela me decía que a ella le gustaban las saetas, de hecho yo creo que incluso cantó saetas alguna vez. Una vez le dije: cuando llegue la época de Semana Santa a ver si me enseñas y me preparas. Pero entre una cosa y otra mi abuela nos dejó y no pudo hacerlo. Un día, poco tiempo después de la muerte de mi abuela, me dije, voy a ponerme a escuchar a gente cantando saetas. Así que me empapé de Marifé, de Rocío Jurado, Juanita Reina... empecé a escuchar saetas y me decidí.

—¿Daba usted clases con alguien?

—Era alumna del maestro Guerrero, así que le pregunté si me podía escribir alguna saeta, porque iba a cantarle a Vera Cruz, que fue la primera cofradía que me llamó para cantar en el balcón, a la salida. El maestro me la escribió y ahí que fui yo a ponerme a cantar delante de una imagen.

—Imagino que la primera vez que se canta una saeta en la calle tiene que imponer.

—¿Que si impone? Una barbaridad. Cuando yo me asomé en ese balcón, tantísima gente llenando la plaza de San Francisco, todos los ojos pendientes... Yo me imaginaba que no se me iba a escuchar, que mi voz se iba a perder, pero qué va, en cuanto que empecé se hizo el silencio, canté, de hecho lo tengo hasta grabado, y aunque en la primera frase me temblaba hasta el pelo poco a poco me fui soltando y salió muy bien.

—¿Y la imagen a la que le tiene más devoción, la que más le emociona a la hora de cantar es el Nazareno, por el hecho de haber nacido en el barrio de Santa María?

—La verdad es que sí. Yo soy de la cofradía de Sentencia, y era también hermana del Nazareno, pero yo cantar con esa devoción que te rompe por dentro, al Nazareno. Cuando vivía en la Casa Lasquetty tenía balcones a la calle, y recuerdo de ese paso venir bajando y ver sólo su sombra y ponerme a temblar, y decir no puedo, y meterme, porque claro, como es el Cristo de nuestra familia, porque Sentencia es el de mis hermanos, que yo me emociono mucho cuando lo veo también, pero el Nazareno es diferente, por mi abuela, por mi madre, es otro sentimiento, es a la imagen a la que más venero.

—Y encima es que el Nazareno impone.

—Totalmente. Es que sólo esa sombra majestuosa en la pared meciéndose con la melena ya te pone los vellos de punta y no puedes contener las lágrimas.

"El año que estaba embarazada de mi hija no pude cantarle al Nazareno y para mí fue un momento muy duro”

—Por lo que me dice, tuvo que ser muy duro para usted el año que por su embarazo no pudo cantarle.

—Muy duro, yo lloraba sin consuelo, pero es que me asfixiaba, no podía cantar. La gente me decía aunque sea flojito, pero es que no podía, y fue muy duro.

—¿Qué es la saeta para usted?

—Pues ni más ni menos que una oración, la saeta es una oración cantada, por eso no entiendo cómo en otros sitios se ve como un folklore, porque realmente lo que estás haciendo es rezando pero cantando. En las letras se ve claramente que no estamos ante nada que no sea sentir devoción por una imagen.

—¿Y qué opina de los que piensan que la saeta es más perfecta aún en la voz de una mujer?

—No sé, imagino que será cuestión de gustos. Hay grandes saeteros también, claro. Igual es por el timbre más agudo. Mi primo Faly Vila tiene un tonazo impresionante, de hecho también le cantaba al Nazareno desde mi casa, hasta que empecé yo a hacerlo, jaja. Un año sí que cantamos los dos, y luego el Momi un poco más abajo.

—¿Hace alguna preparación previa para tener en perfectas condiciones la voz durante la Semana Santa?

—Claro, yo llevo ya como un mes y pico cuidándome, ensayando un poco todos los días, porque para mí es de los cantes más difíciles que hay, de hecho mi foniatra me decía que cuando cantara saetas sólo cantara saetas, que no lo combinara con otros cantes en esta época porque es que te partes la garganta. A mí la saeta me da mucho miedo, y pienso que es muy difícil, porque si coges el tono alto ya no sabes por donde acabarlo, si lo coges muy bajo vas arrastrando, no brilla, entonces, incluso aunque la lleves en tu cabeza, y digas este es mi tono, en el momento de la verdad hay que estar muy centrada. Como no tiene por detrás ningún acompañamiento, ni una guitarra si quiera, es difícil.

—¿Hay gente nueva que viene pisando fuerte en este mundo de la saeta?

—Yo pienso que sí que va saliendo gente nueva. Hace unos cuatro o cinco años empecé a darle clases a una muchacha, Noelia, y la verdad es que canta muy bien. De hecho casi todas las cosas que tenemos las intentamos hacer juntas, y vamos a todos sitios cantando.

"Un mes y pico antes de Semana Santa ya me cuido la voz para poder estar en condiciones”

—¿Aparte de Nazareno o Sentencia tiene pensado cantarle a más imágenes?

—Pues me han llamado unas cuantas cofradías, pero no sé si comprometerme, porque el Lunes Santo querían que le cantara en la recogida al Prendimiento. Noelia sí que le canta y si voy pues yo le canto a la Virgen. A Descendimiento también le voy a cantar por el aniversario del paso del Cristo, que lo hizo mi abuelo.

—¿Y fuera de Cádiz ha cantado?

—He ido a Sevilla este año, a la Jefatura de Policía, que dan el pregón, y fui con la banda de Encarnación, y también en la hermandad del Rocío fuimos Noelia y yo a la Exaltación de la Mantilla y luego cantamos con la banda de la Sagrada Cena, que cantamos la Saeta.

—¿Ve que la mujer tiene cada vez más protagonismo en la Semana Santa gaditana?

—Sí, cada vez hay más mujeres no sólo metidas en las hermandades sino incluso en las juntas de gobierno, porque antes sí que se quedaba sólo en la mantilla, la saeta y poco más. Gracias a Dios cada vez hay más presencia femenina.

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