Diario Cofrade

Los retos divinos y humanos de la Semana Santa de Cádiz

  • La Fundación Cajasol analiza un amplio abanico de cuestiones que afectan a las cofradías de hoy en un interesante debate en el que participan el presidente de Consejo, un hermano mayor y un sacerdote

  • Una semana plagada de debates

Mesa redonda sobre los retos de las cofradías celebradas en la Fundación Cajasol.

Mesa redonda sobre los retos de las cofradías celebradas en la Fundación Cajasol. / Miguel Gómez

¿Hacia dónde va la Semana Santa? ¿Cómo vienen funcionando las hermandades? ¿Qué debe cambiar para hacer las cosas mejor? ¿Cuáles son los aspectos o caminos que estén pendientes de afrontar o recorrer? Las hermandades transitan por este inicio del siglo XXI y recuperan la normalidad después de la dura pandemia que prácticamente las bloqueó durante dos años; y muchos son los frentes que merecen una reflexión, como la que el martes protagonizaron en la sede de la Fundación Cajasol el presidente del Consejo de Hermandades, Juan Carlos Jurado; el carmelita Francisco Antonio Gutiérrez y el hermano mayor de Piedad, Juan Carlos Torrejón.

Moderado por el periodista de Diario de Cádiz Melchor Mateo, estos cofrades analizaron los retos que deben asumir las cofradías de hoy. Retos que pasan por cuestiones más que secundarias, como la configuración de la carrera oficial o la distribución de los días de la Semana Santa, y también por otros asuntos más trascendentales, principalmente el de la evangelización que todos asumen como el reto principal, “muy difícil pero muy bonito ya que las cofradías sois la mano más cercana entre el pueblo cristiano y la sociedad civil y a los cofrades os toca dar la cara”, como dijo el fraile carmelita. Retos divinos y humanos, en definitiva, para mantener vigentes estas históricas instituciones; y que la mesa organizada por la Fundación Cajasol resumió en los siguientes:

El papel del director espiritual

La figura del director espiritual, del vínculo más directo entre la cofradía y la jerarquía eclesiástica, la persona llamada a mantener el camino correcto de una hermandad en el plano espiritual o religioso, no deja de ser un reto habida cuenta de las situaciones que con cierta frecuencia se suceden. Francisco Antonio Gutiérrez, que es director espiritual del Prendimiento y del Carmen, tiene claro que el papel de un director espiritual “viene bien definido en la función del propio sacerdote”. “O somos pastores o nos cambiamos de oficio”, añade convencido de que el cura en la cofradía “no puede estar para otra cosa que animar y sentir una responsabilidad sobre un grupo de hermanos que tiene que educar en la fe y acompañar”. “No se puede imponer el criterio del cura en un número tan grande de hermanos”, añade convencido de que con los estatutos de la hermandad y las normas diocesanas en la mano “no debería haber conflictos”. “Y si veo que el grupo sufre por mi culpa, me tengo que quitar de enmedio. No pueden decir que el cura se está cargando esto”, dice el carmelita convencido.

Otra cosa es, como apunta al respecto Juan Carlos Torrejón, que se cumpla lo que viene en una norma que ya de por sí “viene dando un papel cada vez más importante al director espiritual”. “Hasta para restaurar una imagen se pide un informe del director espiritual. No lo entiendo”, explica el hermano mayor de Piedad.

Por eso, Jurado señala al canon 519 del Código de Derecho Canónico, que deja claras “las directrices del director espiritual”.

La gestión de las cofradías

Algo aparentemente tan sencillo como administrar y gestionar una hermandad se ha convertido en la actualidad en todo un reto. “La hermandad de hoy administrativamente es un polo opuesto a la de hace unos años”, dice Torrejón, convencido de que al frente de la gestión de las hermandades hay que tener “a gente que sepa”; algo “fundamental” para la correcta conservación y mejora del patrimonio o para no perder parte de la historia y del archivo. “Montar una junta de gobierno en Cádiz hoy es muy complicado; y eso es un reto”, concluye el hermano mayor, cuya posición ratifica el presidente del Consejo, quien indica que además de saber de cofradías “hoy hay que saber mucho de cuestiones administrativas y fiscales” para dirigir o gestionar una hermandad “porque, entre otras cuestiones, las hermandades ahora tienen obligaciones tributarias como el IVA o el mecenazgo que hay que tener al día”.

Extramuros

¿Es un reto para la realidad cofrade gaditana implantar cofradías en las barriadas de extramuros, crear allí nuevas hermandades o trasladar a esas zonas corporaciones que estén en horas bajas actualmente en el casco histórico? “Todo lo que sea crecer es importante y es bueno para todos, para las hermandades, para la Semana Santa y para la Iglesia. Y Puertatierra es un campo a explorar”, comenta Juan Carlos Jurado.

El fraile carmelita observa en este sentido lo que sucede en muchas otras ciudades y lanza esta reflexión: “Un cura que llega nuevo y ve el panorama de su barrio, donde hay un sector que no se acerca a la iglesia, debe tener astucia. El Papa Francisco creó un equipo de fútbol; pero entre nosotros, aquí en el sur lo que pega quizás es crear una cofradía, que puede servir mucho”.

El problema de extramuros, tal y como señalaron los tres ponentes, es el centro histórico, donde tendrían que llegar para hacer estación en la Catedral y cumplimentar la carrera oficial. “Hay miedo por ese traslado de las hermandades a la carrera oficial”, señala Jurado, coincidiendo en este punto el sacerdote y también Torrejón, que tras apuntar que esto último “es otro debate absolutamente distinto” tiene claro que “es posible” procesionar desde esas zonas. La clave sería el cómo realizar esa procesión y de qué modo portar los pasos.

La Iglesia local

¿Es un reto para la Iglesia de Cádiz la realidad cofradiera de la ciudad?, cabe también preguntarse. Y las sensaciones a este respecto, fundamental para que las hermandades avancen y para afrontar con garantías el principal reto evangelizador, no son nada positivas. La sensación de abandono por parte de la Iglesia es generalizada. “Y es histórico, no de ahora. Muchas veces nos hacen sentir que las hermandades no pintamos mucho en la Iglesia diocesana”, reconoce Torrejón.

Francisco Antonio Gutiérrez pastorea ahora en Cádiz tras pasar por Granada, Málaga y Sevilla; o por su Almería natal, donde vistió la túnica de su hermandad; nazareno antes que fraile. Y fruto de esas experiencias en otras diócesis sí percibe “que aquí no se cuenta mucho con las cofradías”. “Hay que darse cuenta de que tienen en las cofradías un caudal muy grande”, recuerda este sacerdote, que apunta también que en esas diócesis donde las cofradías cuentan “hay un número alto de seminaristas que precisamente vienen de las cofradías”.

El propio presidente del Consejo reconoce también tener “esa misma sensación de abandono, pese a que el Papa Francisco se ha referido en muchas ocasiones a las hermandades y a su importante papel”.

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