El Corpus de Cádiz estrena verano
La celebración religiosa mantiene el nivel de público y de participantes, pero muestra más carencias que otros años en cuanto a cómo lo vive la ciudad
Galería de la procesión del Corpus en Cádiz

Manda la tradición, esa que cada vez manda menos en la fiesta eucarística en Cádiz, que el día del Corpus hay que ir de estreno. Y la celebración de este domingo ha estrenado el verano. El calendario tan tardío al que se enfrenta la ciudad este año ha provocado la fiesta del Corpus caiga en este tramo final del mes de junio, desarrollándose en las primeras horas de un verano que oficialmente se iniciaba el sábado y que por ello ha tenido en el Corpus su primera gran cita.
Pese a estar ya formalmente en verano, la jornada dominical se ha desarrollado con mejor escenario meteorológico que el esperado. Calor ha hecho, sí; pero en una temperatura que era soportable, aunque eso no evitó que en los tramos de sol de la procesión apenas hubiera público, siempre buscando el refugio de la sombra y la alegre brisa de las bocacalles gaditanas.
Esto ocurría, por ejemplo, en la plaza de la Catedral (con tan poco público en el regreso de la procesión que habría que estudiar si merece la pena dar la bendición en la puerta o que la procesión termine en el altar mayor, que es donde empieza), en la zona soleada de Candelaria, en media calle Nueva, media plaza de San Juan de Dios (donde los toldos no dan sombra a una parte de las sillas) y media calle Pelota.
Con esas excepciones, sí ha habido público -ni mucho menos en masa o en mínima aglomeración- durante todo el recorrido, aumentando además conforme avanzaba el cortejo, lo que se traduce en que la gente no es muy de madrugar el domingo de Corpus.
Además del calor y el sol que había que evitar, que Cádiz está ya en modo verano ha quedado palpable por el poco empeño que la ciudad ha puesto a la fiesta. A todos los niveles. Da la impresión de que como los estudiantes que ya a duras penas aciertan a terminar los ejercicios y apuran las últimas horas de estudio, los ciudadanos (concejales, curas, canónigos, cofrades de juntas de gobierno, cofrades de fila, vecinos del centro, instituciones y público en general) tampoco están dispuestos a asumir un mínimo compromiso con esta fiesta eucarística.
Un claro ejemplo de esto era el casi nulo exorno de fachadas y balcones a lo largo del recorrido de la procesión, la tradicional carrera del Corpus. Ni edificios religiosos, ni sedes de instituciones, ni por supuesto balcones de vecinos (algunos de ellos pertenecientes al mundo de las hermandades) se han visto en las calles, como nunca antes había ocurrido en Cádiz, donde el Corpus dejaba pinceladas de buen gusto en la plaza de Candelaria, Santiago o Catedral. El balcón principal del Ayuntamiento y el edificio Amaya han sido prácticamente las únicas excepciones.
Esta desidia puede trasladarse también al exorno de altares y escaparates, muy reducidos este año y de muy dudoso gusto en algunos de los que sí se han instalado. Hay que destacar aquí el trabajo realizado por el Perdón (que este año se ha visto obligado a instalar el altar en Candelaria y no en el Arco del Pópulo por esa convivencia a la que apela el alcalde con la fiesta del Orgullo en la noche del sábado), Medinaceli, Santo Entierro, Santa Caridad (muy elegante el altar en el cancel de su iglesia), Piedad; y, por supuesto, La Cena, que sigue destacando por su apuesta por la fiesta del Corpus con el Señor en la calle Nueva y con un paso que estrenaba respiraderos con cartelas y esquinas, en un nuevo avance hacia el paso definitivo que busca la hermandad para este domingo.
No se libra la Corporación Municipal de la desidia que ha mostrado este año el Corpus. Solo una docena de concejales, de 27 que tiene la ciudad, acudían a la Catedral bajo mazas por la mañana para asistir al pontifical y acompañar después al Santísimo por las calles. Solo había 10 del equipo de gobierno (de 14) y los otros dos eran de la oposición (el portavoz socialista Óscar Torres y su concejal Manuel Márquez, sin que apareciera el resto del grupo ni por supuesto, como ya tienen acostumbrado, nadie de Adelante).
Además de los concejales acudieron a la celebración del Corpus diversas autoridades de la ciudad, tanto civiles (como el senador Miguel Ángel Sastre, el presidente de la Audiencia Provincial Manuel Estrella, la presidenta de la Autoridad Portuaria Teófila Martínez, la delegada territorial de Fomento de la Junta, Carmen Sánchez; los presidentes o representantes de colegios profesionales, o varios mandos policiales) como militares (entre ellos el Comandante Naval en Cádiz, Jaime Boloix; o el subdelegado de Defensa, Ángel Javier Umbría) y, por supuesto, religiosas, con una treintena de sacerdotes en el altar y con la representación de buena parte de los movimientos y entidades que forman parte de la diócesis gaditana.
En el plano positivo de la fiesta eucarística, hay que reseñar la alfombra de sales (por primera vez, en lugar de serrín que tantos problemas ha dado los años anteriores) que elegantemente decoraba el pasillo central de la plaza de San Juan de Dios para el paso de la Custodia, o la recuperación de las artísticas columnas que durante tantos años sirvieron de exorno a la procesión y que este año ha recuperado el Ayuntamiento. Hay que destacar también el especial empeño puesto por la concejala de Cultura, Maite González, tanto para recuperar estos elementos (que ya ha adquirido la ciudad) como para procurar mejoras estéticas que ella misma intentaba en la plaza de San Juan de Dios con la instalación de unos pequeños macetones que hacían de itinerario del cortejo en dirección a la calle Pelota. En el lado contrario, hay que lamentar la ausencia absoluta de romero, tomillo y otras plantas aromáticas en el suelo del recorrido de la procesión, a excepción del tramo de la calle Santiago (posiblemente por iniciativa de la cofradía de Piedad, que exponía en el cancel de Santiago a la Virgen del Poder Divino).
A la una y veinte de la tarde daba el obispo la bendición en la plaza de la Catedral con el Santísimo, poniendo fin así a la celebración eucarística y dando paso a unas horas más de actividad cofradiera con los traslados del Beato Diego, el Dulce Nombre, la Patrona y el Señor de La Cena a sus respectivas iglesias. En el caso de estos dos últimos pasos, el traslado estaría además acompañados de las marchas procesionales que con tanta calidad interpretó ayer la banda de Maestro Dueñas y que ofrecería luego la agrupación musical Polillas, cerrando así una jornada que quizás por celebrarse ya en pleno verano sacó a relucir más carencias de lo acostumbrado. Y es que el Corpus, como los malos estudiantes de tiempos pasados, necesita mejorar.
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