La rápida intervención de tres hombres salva la vida a un bebé que se estaba asfixiando en San Fernando
El bombero Sixto Galván y los operarios Miguel Barceiro y Ricardo Moreno respondieron a la llamada de auxilio de una vecina en La Casería: "Todo pasó muy rápido, en cuestión de segundos"
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Sixto Galván Rodríguez es un bombero de la empresa Servi Securitas que trabaja para Airbus en el aeropuerto de Sevilla, así que se presume que está preparado para hacer frente a situaciones difíciles. Aún así, todavía se estremece al recordar los angustiosos segundos que vivió en la mañana del pasado lunes. "Todo pasó muy rápido, fue un instante", cuenta. Casi ni se dio cuenta hasta que todo había terminado y, como suele decirse, había quedado en susto. Esta vez, de verdad.
Aún así, su intervención -junto a la de otros dos operarios de mantenimiento que trabajan en una urbanización cercana, Miguel Barceiro Martínez y Ricardo Moreno- fue decisiva para salvarle la vida a un bebé de unos 10 meses que se estaba asfixiando.
Ocurrió en San Fernando, en una zona residencial de La Casería. Ese día le tocaba turno de descanso, lo que resultó ser providencial. Estaba en su casa cuando de repente escuchó los gritos de una vecina pidiendo auxilio desesperadamente en la calle. Al acudir rápidamente a la llamada de socorro vio que también lo hacían los otros dos trabajadores de la zona, alertados por las voces. Entre los tres se hicieron cargo de la situación: un bebé se estaba ahogando.
"Salí corriendo y le dije a mi hijo que llamara a la ambulancia. Enseguida, uno de los dos operarios que se acercó también empezó a realizar la maniobra para que el bebé no se ahogara. Lo puso boca abajo y comenzó a darle golpes en la espalda a la altura de las escápulas traseras", explica Sixto. De hecho, a este bombero isleño le sorprendió lo acertado de la maniobra. Más tarde, el que se convirtiera en su compañero en estos momentos decisivos, le explicaría que justo hace unos meses había dado un curso de primeros auxilios en el que le habían explicado cómo actuar ante un caso de ahogamiento de un niño. Pero claro, una cosa es la teoría y otra la práctica. Lo cierto es que en esos instantes decisivos los tres hombres supieron reaccionar.
Sin embargo, a pesar de la maniobra, el bebé continuaba asfixiándose y empezaba a ponerse morado, así que Sixto le abrió la boca y le metió los dedos a ver si tenía en la garganata algún objeto que estuviera obstruyendo las vías respiratorias. Le costó, pero consiguió dar con "un pico rígido" del que pudo tirar. Resultó que era una etiqueta. "Era transparente, por eso resultaba difícil de ver", explica este bombero isleño. De manera inmediata, el crío volvió a respirar y recuperó la normalidad. De hecho, anularon incluso el aviso de la ambulancia al ver que ya no hacía falta. Su familia la llevó al hospital para que la valoraran.
El barrio no tienen duda: los tres son unos héroes.
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