Los Quijano: un siglo en fotografías de San Fernando

La familia ha abierto la puerta a la donación del inmenso archivo familiar, más de 18.000 negativos y diapositivas que van desde finales de siglo XIX a la década de los 70

El legado abre una ventana al pasado más reciente de San Fernando

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De izquierda a derecha, Manuel Quijano López, Antonio Quijano Gómez, Juan Quijano Gómez y Joaquín Quijano Párraga, pertenecientes a las tres generaciones del estudio de fotografía Quijano, en San Fernando
De izquierda a derecha, Manuel Quijano López, Antonio Quijano Gómez, Juan Quijano Gómez y Joaquín Quijano Párraga, pertenecientes a las tres generaciones del estudio de fotografía Quijano, en San Fernando / Archivo Quijano

Empecemos por el principio, le pido. La historia, que es una de esas historias de La Isla 100%, lo merece. "La verdad es que me la sé de memoria", me dice José Manuel, que heredó la afición por la genealogía de su padre. Así que sabe de buena tinta que los Quijano llegaron a La Isla en el siglo XVIII. Que venían de Santander, como tantas otras familias de montañeses que terminaron dejando su huella en San Fernando. Y que eran jándalos, como les decían los del norte a aquellos emigraban a tierras andaluzas. Pero lo que interesa contar aquí no ocurrió hasta más tarde, ya pasado el ecuador del siglo XIX. Concretamente, hasta 1866, cuando se instala en la calle Cayetano del Toro (entonces Santa Inés) uno de los primeros estudios fotográficos que se existió en la localidad.

Y ahí entra en escena el primer protagonista de esta historia: Manuel Quijano, que por entonces tenía 11 años y su familia vivía a escasos metros de dicho estudio. Entró de aprendiz para formarse en el oficio. Así empezó todo. Y todo, en este caso, viene a ser un siglo entero de fotografías. O sea, toda la historia de la ciudad retratada por tres generaciones de Quijano, con todo lo que eso implica: desde los grandes acontecimientos a la vida social de sus vecinos, las fiestas y también sus calles y sus paisajes... El negocio familiar llegaría hasta 1974, aunque Joaquín –que ha sido el Quijano de las generaciones más recientes, que colaboraba con El Mirador de San Fernando y otras publicaciones y del que todavía muchos guardan un grato recuerdo– podría decirse que realmente nunca llegó a abandonar la fotografía. Pero antes de él, en el estudio, tras la muerte de Manuel en 1908, estuvieron también sus hijos, Antonio y Juan. Así que resulta casi imposible no encontrarse con una foto del Archivo Quijano en cuanto se echa una miradita atrás en La Isla, que sigue reconociéndose en estas imágenes de una impresionante perfección técnica.

–Esa foto que lleva ahí metida en la funda del móvil...

–¿Sí?

–Pues es nuestra, de los Quijano.

Me lo apunta José Manuel, que pertenece a la cuarta generación de esos Quijano, dejando en evidencia hasta dónde llega en lo más cotidiano la huella gráfica que dejó esta saga de fotógrafos. Él fue mercante. En su caso, nada de fotografía profesional. Pero terminó también siendo el custodio de este impresionante archivo y de la historia familiar. Se refiere a una popular imagen de la Hermana Cristina, que –dice– es una de las fotografías a las que más cariño le tiene. Una de las especiales. "Una tía mía fue carmelita descalza y estuvo allí en el convento. Por eso, le hacíamos a las religiosas las fotos que necesitaran". Esta, en concreto, en la que aparece con su característica sonrisa, era para el DNI, aunque al final terminó convirtiéndose en la popular imagen de las estampitas que se reparten para promover su canonización.

Collage del Archivo Quijano, con algunas fotografías históricas de San Fernando
Collage del Archivo Quijano, con algunas fotografías históricas de San Fernando / Archivo Quijano

Hay más de esas fotos especiales del Archivo Quijano, cuenta. Ahí están las de la despedida de los infantes de marina para la Guerra de Cuba en la plaza del Rey, la jura de bandera de Don Juan de Borbón en la Escuela Naval (lo que hoy es la Escuela de Suboficiales)... Dos imágenes que transmiten todo el vértigo de la historia con solo mirarlas.

Y eso es solo la punta del iceberg de un archivo que abarca unos 18.000 negativos (en distintos formatos) y diapositivas... "Lo más interesante son los 2.500 primeros, los que van desde que empieza mi bisabuelo en el siglo XIX hasta finales de los años 40", apunta. Evidentemente, son también las imágenes de mayor atractivo histórico. Aunque tampoco se quedan atrás todas aquellas que retratan a ese San Fernando, ya desaparecido, del siglo XX.

El archivo, podría decirse, cuenta otros tres grupos, clasificados según su formato: 2.000 negativos que aparecen a finales de los 40, otro grupo de 4.000 que se extiende desde principios de los 50 hasta los 70; y una importante colección de 7.000 diapositivas que cubren un periodo de unos treinta años.

Varias cajas llenas de diapositivas del archivo de la familia Quijano, en san Fernando
Varias cajas llenas de diapositivas del archivo de la familia Quijano, en san Fernando / Archivo Quijano

Además, como Joaquín, además de gran aficionado era cronista taurino, existe una amplia colección de negativos de corridas de toros celebradas en San Fernando y El Puerto de Santa María en los años 60 y 70.

Y no solo hay fotos de La Isla, claro. De hecho, el archivo cuenta también con una magnífica colección de vistas de diferentes pueblos de la provincia que en los años 20 se realizó por encargo de la Diputación de Cádiz. Una auténtica joya.

Hay parte escaneada y digitalizada, pero no todo. "He llegado hasta donde he podido", dice José Manuel, que es también el artífice de una página web dedicada a difundir este legado –fotografiaquijano.es– en la que cualquier interesado en la historia y en las cosas de La Isla puede perderse durante horas.

Ahora, la familia ha decidido donar todo el archivo con el deseo de garantizar su conservación, difundir el trabajo de esta saga de fotógrafos y de facilitar su acceso a todo el mundo. De hecho, han mantenido contactos tanto con el Archivo Provincial de Cádiz como con el propio Ayuntamiento de San Fernando, instituciones ambas que han mostrado su interés. Pero la cesión del archivo –puntualiza José Manuel– tiene condiciones. No quieren que termine siendo un montón de cajas apiladas más en cualquier dependencia. "Queremos que la gente tenga acceso a los fondos y que se digitalicen. A mí lo que me gustaría es que se hiciera una página web donde la gente pudiera consultar las fotos, hacer copias...", cuenta.

Para ello plantean que el convenio a firmar para la cesión incluya también un plan de trabajo y unos plazos para la puesta a disposición de estos fondos. Él y su hermano Joaquín se reunieron con la alcaldesa, Patricia Cavada, y con la delegada de Cultura, Pepa Pacheco, hace unos meses. "Mostraron interés·, dice. Pero todavía queda mucho camino que recorrer para formalizar la cesión de este ingente archivo, que –literalmente– permitiría a La Isla abrir una ventana directa a su pasado más reciente.

Más allá del interés histórico: "Con la fotografía hay una conexión emocional"

De las miles de imágenes que forman parte del archivo de la familia Quijano, que van desde el siglo XIX hasta mediados de los años 70, hay una cuestión que no pasa desapercibida a cualquiera que tenga un poco de ojo para la fotografía: la calidad técnica. Y eso tiene su explicación. "Siempre se preocuparon por estar a la vanguardia de la tecnología del momento. Se dedicaban a innovar, viajaban a Alemania para comprar las lentes de la cámara, siempre se traían lo último que hubiese salido...", explica José Manuel. De hecho, cuenta una anécdota familiar. Y es que fue, precisamente, esa inquietud por estar siempre a la última la que llevaría a cerrar el negocio a mediados de los 70 tras una fallida inversión que se hizo con las máquinas de revelado cuando irrumpió en el mercado la fotografía en color.

Y luego, claro, también estaba el oficio, que no es menos importante. "Hacer fotos no era como ahora, que todo el mundo lleva una cámara en el teléfono móvil", afirma. "En aquella época la fotografía era un verdadero arte. En cada toma estaba todo perfectamente estudiado para no fallar". Así, se evitaban repeticiones innecesarias y gastar película. Como verán, nada que ver con los tiempos digitales.

El Archivo Quijano, que retrata prácticamente un siglo de San Fernando y de otras localidades de la provincia
El Archivo Quijano, que retrata prácticamente un siglo de San Fernando y de otras localidades de la provincia / Archivo Quijano

Aunque la magia del archivo Quijano no reside solo interés histórico ni en el elevado número de negativos y diapositivas que atesora. En realidad, lo que le da ese toquecito especial es "la capacidad de la fotografía para conectar emocionalmente con la persona que la mira". "Lo que pasa es que las fotografías del pasado conectan directamente con los recuerdos que tienes, con ese San Fernando de los años 50, 60 o 70... Con ese recuerdo emocional", explica este Quijano, que por esa misma razón siempre ha dicho que hay dos conceptos del archivo:el histórico y el personal o emocional. De ahí el interés que tiene la familia también en que se asegure la conservación del legado de los Quijano y este pueda además ser consultado y disfrutado por todo el mundo. Por esta razón se plantea su donación y se habla con instituciones como el Archivo Histórico Provincial y el propio Ayuntamiento de San Fernando.

"Lo que queremos es que todo esto se conserve, por supuesto. Que se digitalice en su totalidad, que se haga un inventario y que luego se difunda. Y que ese facilite el acceso público", explica el que hoy por hoy se encarga de custodiar los fondos. Son las condiciones que quieren poner a la cesión de este archivo fotográfico que ronda las 18.000 imágenes. "Nos gustaría que se hiciera a través de alguna plataforma online, para que los interesados puedan acceder. O un ordenador en el Ayuntamiento que se pueda consultar y puedas solicitar alguna copia para una exposición o para un libro...".

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