Jesús Espigares, Campeón de España de Fisioculturismo
El gaditano afincado desde hace años en San Fernando triunfa en la modalidad de men's physique en el Campeonato de España celebrado en Marbella
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San Fernando/A sus 47 años, Jesús Espigares Soto, gaditano afincado desde hace años en San Fernando, se ha vuelto a proclamar Campeón de España en la 56ª edición del Campeonato de Fisicoculturismo IPBB-FEFF, que se celebró el pasado fin de semana en el Palacio de Ferias y Congresos Adolfo Suárez de Marbella, donde compitió por la medalla de oro con otros 300 participantes.
Conquista además esta hazaña apenas unos días después de subirse al podio de la Copa del Mundo, donde quedó tercero en la modalidad men’s physique, que es la categoría en la que compite, donde se busca "un conjunto armónico del cuerpo, un individuo elegante en las poses, una zona media bien definida, cintura estrecha, buen desarrollo del pectoral y cierta forma de V gracias a grandes hombros (sobre todo porciones medial y posterior) y una espalda desarrollada".
Ambos reconocimientos se suman a un brillante currículum que no ha dejado de crecer en los últimos años y que comenzó a los 40 años, edad a la que casi por casualidad empezó a competir y adentrarse en el mundo del fisioculturismo. Eso sí, aclara, en el gimnasio lleva desde que cumplió los 18 años. Es su pasión, "ese momento personal del día que tienes para ti solo".
Pero no se crean, que al entrenamiento puro y duro no le dedica por regla general más de una hora y cuarto al día, cronómetro en mano. No hace falta más, dice. Siempre que el entrenamiento se haga en serio, evidentemente. Él, desde luego, se aplica a fondo en esa hora y pico de ejercicio. Es clave, explica. Si quieres que te cunda hay que planteárselo así... Nada de contestar mensajes al móvil ni de ponerse a charlar en los descansos.
En todo caso, la parte del gimnasio y de los ejercicios, es lo de menos. "Eso es lo facil", admite. "Lo complicado son las 23 horas siguientes del día". Es decir, la cuidada y milimetrada alimentación -con seis comidas al día- y el estricto control de la dieta que lleva a cabo para moldear su cuerpo y competir. Al campeonato de Marbella, de hecho, fue con 80 kilos y un 6-7% de grasa corporal.
Reconoce que es sacrificado aunque está completamente acostumbrado ya. Lo de la dieta lo tiene tan asumido que ni lo nota ya ni echa en falta nada. "El cuerpo deja de pedirte azúcar", asegura. "En el fondo, se trata de estudiar tu cuerpo, conocer lo que te viene bien y lo que te viene mal para cumplir el objetivo que te has fijado", explica.
Porque esto, evidentemente, es un reto personal, aunque a veces cueste compaginar tanto esfuerzo con las exigencias de la familia y del trabajo. "Pero yo me encuentro bien, me siento estupendamente y estoy como quiero estar", apostilla el campeón. Eso sí, reconoce que la disciplina del culturismo está llena de tabúes y que, al final, el que compite tiende a cierto aislamiento. "Como no puedes beber, como tienes que controlar las comidas, hay gente que te ve como un bicho raro, así que dejas de salir o lo haces con la gente que hace lo mismo que tú", explica.
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