Una insignia para la Hermana Cristina en la Semana Santa de San Fernando y un milagro pendiente en Roma

Aunque las adhesiones cofrades a la causa para la beatificación de la Hermana Cristina se han disparado en los dos últimos años, en los que se ha conseguido retomar y relanzar el proceso, es justo reconocer que hay una hermandad que estuvo ahí desde el principio y que fue su principal impulsora: la de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia y María Santísima de la Piedad, cuya relación con la carmelita descalza y con el convento de la Santísima Trinidad se remonta décadas atrás en el tiempo.

Por eso no resulta extraño que la cofradía del Jueves Santo haya querido materializar esa devoción en forma de una insignia que se hará presente en el cortejo durante la salida procesional: un guión para la Hermana Cristina, con los colores carmelitas y su lema de Orar, callar y sufrir, que pondrá de manifiesto en la estación de penitencia ese vínculo que se ha convertido en toda una seña de identidad de la hermandad. De hecho, en esta tarde, es habitual también ver a algunos de los hermanos repartir estampitas de la religiosa que va camino de sus altares con su plegaria. Propagar su devoción y dar a conocer su vida y obra hace tiempo que es uno de los objetivos de esta cofradía.

Fue en el pasado mes de septiembre cuando la hermandad dio a conocer el proyecto, que además se ha sufragado a partir de las donaciones de hermanos y devotos. El guión parte de un diseño de Diego Salado Marín y los bordados son obra de José Ignacio Burgal Jiménez-Mena. La orfebrería es de los talleres de Olmo Quirós.

Desde luego, no podía haber mejor año para estrenar esta insignia de la Hermana Cristina ya que durante los últimos meses se han registrado importantes avances en la causa. De hecho, en el pasado mes de febrero, el Dicasterio para las Causas de los Santos recibió toda la documentación relativa al proceso diocesano sobre el presunto milagro que se atribuye a la intercesión de la religiosa, después de que el mismo fuera clausurado en el Obispado de Cádiz y Ceuta.

La fase diocesana de la causa comenzó oficialmente el 15 de marzo de 2024, cuando se constituyó el tribunal encargado de investigar el presunto milagro. En este proceso, durante casi un año, se han reunido testimonios y pruebas científicas para respaldar la autenticidad de lo sucedido, en un esfuerzo por documentar un acontecimiento que muchos consideran un signo claro de la intervención divina.

Para los devotos de la Hermana Cristina, el paso dado supone un gran avance después de años de espera, puesto que esperan que sea decisivo para llevar a la entrañable carmelita a los altares.