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Conciertos en San Fernando

Pablo Milanés, el encanto del trovador

  • El artista cubano repasa su trayectoria musical ante un público atento, encantado, respetuoso y ovacionador

Pablo Milanés junto a una de las músicas que le acompañaban en el concierto de San Fernando.

Pablo Milanés junto a una de las músicas que le acompañaban en el concierto de San Fernando. / Lourdes de Vicente

Suena el piano y los aplausos dan la bienvenida a Pablo Milanés, que se dirige a los presentes "encantado de estar nuevamente en Andalucía, en San Fernando por primera vez". Será una noche recíproca: el público estará encantado con él.

El escenario de Bahía ¡En Vivo! recibe al trovista cubano que repasa su trayectoria en la música con esta propuesta, la que trae su gira Esencia a La Isla, donde retorna a los escenarios después del parón por la pandemia. No es una noche fácil, hace viento y frío. Milanés, de hecho, pide algo de abrigo. Pero de ahí en adelante dejará para el recuerdo de todos los asistentes, que ya atesoran en sus memorias los temas del cantante, las sensaciones con cada una de las canciones.

Resulta hipnótica la voz de Pablo Milanés, acompañado por Ivonne Reyes "pianista, cubana, amiga" y Caridad Varona "chelista, cubana, amiga"; desde el momento en que entona Matinal al inicio del recital hasta que con El breve espacio en que no estás pone el punto final. Hasta 18 canciones sobre la vida, el amor, la realidad, los recuerdos, la pérdida o su Habana querida. "La Habana será testigo final de lo que perdí, mi sueño esencial, mi espacio vital y a ti", canta. Instantes antes de sonar paseaba de vuelta a su asiento una mujer vestida con una chaqueta con la bandera cubana. Vestida de mar (la canción) ante la mujer vestida de Cuba, muy simbólico.

El protagonista de la noche menciona a su tierra para presentar Otoño. "En Cuba no hay otoño, sino tiempo de seca y tiempo de lluvia pero los poetas, los trovistas, están empeñados en cantar al otoño, melancólico. Yo también voy a cantarle a ese grupo de tristes, de solitarios", comenta a un público que saborea cada nota, cada palabra. 

El concierto pasa por canciones más o menos conocidas de Milanés, que recupera también poemas musicalizados. Alga quisiera ser, del poeta asturiano Ángel González, un son cubano, que explica el trovista fue un encargo de Víctor Manuel, "amigo, mucho más que amigo, hermano", que eligió esta opción entre las dos versiones que creó. Y Canción, de Nicolás Guillén, se transforma en De qué callada manera también como son cubano.

Plegaria y Nostalgias (que durante el confinamiento el artista reconoce que ha sentido que resumían lo que se estaba viviendo y se vive por la pandemia), Cuando tú no estás (con las melodías de Miguelito, apuntaba el cantante), Los males del silencio ("esta canción no necesita comentarios") o El largo camino de Santiago ("de Compostela, donde media humanidad va a confrontar su espiritualidad y a encontrar el amor, por qué no") hilvanan un concierto que atrapa con la voz clara, dulce, cadente de Pablo Milanés.

Los asistentes aplauden, lanzan algún que otro "¡bravo!", silban de entusiasmo y se ponen de pie para ovacionar al veterano músico. Ha sonado Para Vivir. Ha entonado Yolanda. Ha cantado El breve espacio en que no estás. Termina el concierto y lo hace con canciones que el público también canta, en una "comunión sublime", que diría Milanés.

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