La Policía Local ha aterrizado hoy en el colegio Servando Camúñez para dar comienzo a las clases de educación vial que a lo largo del curso recorrerán los centros escolares. Y lo ha hecho a lo grande: con los coches patrulla, las sirenas, las motocicletas... E incluso con un ayudante tan simpático como torpe -el pequeño agente Nicolás, una marioneta- que ayuda a los más pequeños a aprender cómo hay que cruzar por un semáforo o un paso de peatones y qué consejos hay que seguir siempre cada vez que uno sale a la calle para tener cuidado con los coches...
La iniciativa no es nueva. Ya lleva varios años en marcha y su éxito es absoluto. Hoy mismo lo ha reconocido el concejal de Seguridad Ciudadana, Jaime Armario, que ha felicitado a la Policía Local por estas peculiares clases de educación vial que se llevan a cabo en los colegios -este mes están previstas también en otros cuatro CEIP, Juan Díaz de Solís, Raimundo Rivero, San Ignacio y Los Esteros- y que además de incidir en las nociones básicas del tráfico y la circulación para mayor seguridad de estos pequeños peatones sirven también para otro cometido: el de acercar a los alumnos la labor que a diario realiza la Policía Local en las distintas calles y barriadas de la ciudad.
Las charlas, por supuesto, siempre comienzan con una pregunta a la que contesta un aluvión de manos levantadas: "¿Quién quiere ser Policía en esta clase?".
Junto a Armario han estado la concejala de Educación, María José Foncubierta; el inspector José María Otero Chamorro, segundo jefe de la Policía Local; y Marisa Benítez, directora del colegio Servando Camúñez.
Y desde luego ha sido un día de lo más especial para los alumnos, que no solo han tenido la oportunidad de subirse a algunos de los vehículos de la Policía Local y de hacer sonar las sirenas sino que también han participado con sus bicicletas y sus patinetes en un circuito en el que han recordado cómo funcionan los semáforos, cuándo hay que detenerse y ceder el paso o cuáles son las indicaciones habituales que hace un agente cuando regula el tráfico.
Desde luego, ha sido toda una experiencia.
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