La Casería se despide del año sin la esperanza de frenar el derribo de las pintorescas casetas que históricamente se reparten por esta playa con vistas a la Bahía una vez completados los expedientes impulsados desde la Demarcación de Costas en Andalucía Atlántico, que ya incluso ha puesto fecha para afrontar unos trabajos de demolición que hace meses que están adjudicados: antes del 1 de marzo de 2022.

Ni las protestas de los afectados que se han sucedido en estos últimos meses, ni el apoyo ciudadano, ni la presión política, ni mucho menos la desesperada tentativa impulsada desde el Ayuntamiento isleño para lograr la declaración de interés general de la zona –una maniobra con la que aspiraba a paralizar los derribos– han servido para nada. Las casetas de la playa de La Casería tienen los días contados, aunque por el momento los dos negocios de hostelería que se ubican en la zona –la cantina de El Titi-El Bartolo y el merendero La Corchuela– han conseguido eludir la amenaza del derribo (uno por la concesión que tiene y otro por haber logrado un suspensión cautelar en los juzgados).

"Ya es definitivo, no hay marcha atrás. Se nos ha notificado y luego se nos ha vuelto a confirmar: solo queda que Costas ejecute estos derribos, lo que puede ser en cualquier momento", reconocía ayer el que durante estos últimos meses ha ejercido de portavoz de los afectados, José María Domínguez. De hecho, advierte, hay gente que ya se ha llevado sus cosas y ha desalojado las casetas a la espera de que se consumen las demoliciones. Y en el pasado mes de octubre –recuerda– cesaron las movilizaciones que los afectados, arropados por los vecinos, habían estado llevando a cabo al darse completamente por vencidos.

Costas, por otra parte, avanzó ya en el pasado mes de mayo el proyecto de regeneración de la playa que tiene previsto llevar a cabo tras eliminar las ocupaciones que se reparten por la zona de dominio público marítimo terrestre, una actuación que trasladó también al Ayuntamiento isleño para que realizara sus sugerencias.

Ahora, la cuestión que más preocupa es que las inminentes demoliciones den comienzo sin que los pescadores de la zona tengan todavía habilitados los módulos donde se van a reubicar, según el compromiso adquirido por el Ayuntamiento. Los interesados han entregado toda la documentación que se les ha requerido desde el Consistorio pero el tiempo apremia y temen que lleguen los derribos sin una alternativa para sus enseres de pesca ante la falta de noticias por parte de este proyecto municipal.