San Fernando

El abandono de la salina de La Carabela: un punto negro en el corazón del Parque Natural

  • Montañas de plásticos, tuberías y restos de uralita, entre otros residuos, se acumulan en la zona, a tan solo unos metros de la playa de Camposoto 

  • La degradación de las instalaciones y la basura acumulada supone un grave problema ambiental en San Fernando 

Retos de conducciones, tuberías, plásticos y contenedores amontonados en la salina La Carabela, en San Fernando, en pleno Parque Natural de la Bahía de Cádiz.

Retos de conducciones, tuberías, plásticos y contenedores amontonados en la salina La Carabela, en San Fernando, en pleno Parque Natural de la Bahía de Cádiz. / D.C. (San Fernando)

Contenedores rotos, viejas tuberías y conductos, restos de hierros y chapas en abundancia y montañas de escombros y de plásticos se apilan en pleno corazón del Parque Natural de la Bahía de Cádiz, a apenas unos metros de distancia de la flamante y renovada playa de Camposoto. Hace tiempo que el abandono de la salina de La Carabela llega a una situación insostenible para convertirse en un auténtico punto negro y en un grave problema ambiental, especialmente por la acumulación de restos de uralita que se reparten por lo que queda de las instalaciones acuícolas que estuvieron en activo hasta hace aproximadamente una década pero que arrastran ya años en desuso.

Si se habla del abandono de las salinas de La Isla, el ejemplo de la de La Carabela es desde luego el más ilustrativo. La degradación de la zona se ha visto agravada además por el saqueo sistemático al que han sido sometidas las instalaciones para hacerse con cualquier material que tuviera valor. Así que el resultado no es otro que un auténtico vertedero en pleno Parque Natural –justo al lado de un idílico paisaje– del que nadie parece hacerse cargo.

Lo que queda del edificio que albergara las naves dedicadas a los cultivos acuícolas supone además un verdadero peligro para los que se atreven a acceder –algo que nada impide– dada la inestabilidad de muros y, sobre todo, de las cubiertas, que en su mayor parte se encuentran desplomadas.

La degradación de la zona, así como el deterioro de las vueltas de afuera de la vieja salina, ha sido denunciada por vecinos de La Almadraba, que han puesto en conocimiento de esta situación de abandono a todas las administraciones: al Ayuntamiento isleño, a la Delegación Territorial de Desarrollo Sostenible (Medio Ambiente) de la Junta de Andalucía, al Parque Natural y, por supuesto, a la Demarcación de Costas en Andalucía-Atlántico como responsable de estos terrenos que se asientan en dominio público marítimo terrestre toda vez que la concesión que tenía la empresa acuícola expiró hace años. Aunque por el momento esa advertencia no ha servido para mucho. La basura y los restos de escombros y de plásticos siguen esparcidos al pie mismo de las salinas sin que nadie parezca dispuesta a retirarla y a poner orden en la zona.

Eso sí, desde la delegación municipal de Desarrollo Sostenible, a través del servicio de vigilancia ambiental, se ha elaborado un informe que se ha remitido a las administraciones competentes tras inspeccionar la zona a raíz de las denuncias vecinales al objeto de que se adopten las medidas oportunas "para revertir la situación de degradación".

En dicho documento se constata "la acumulación de residuos, especialmente en el entorno de la construcción, pudiendo generar problemas en el medio ambiente por la naturaleza de los residuos, y más al localizarse en el interior del Parque Natural Bahía de Cádiz".

Del mismo modo, se advierte "con especial relevancia para el medio ambiente" de que en el entorno "se aprecian acumulaciones de residuos peligrosos como uralita".

Los técnicos municipales responsables de la inspección señalan igualmente "el deterioro progresivo de la vuelta de afuera que está comprometiendo de forma significativa las estructuras interiores de la salina y la defensa de forma general de la zona ante las mareas"; un problema que empieza a extenderse por toda la zona pero que aquí, al tratarse de instalaciones que llevan años abandonadas, resulta más acuciante incluso.

También advierte del colapso de las construcciones y del "riesgo para las personas" que supone el estado actual de la edificación.

Según el Ayuntamiento isleño, hay una empresa interesada en la puesta en marcha de un nuevo proyecto que permitiría explotar la zona con la que la alcaldesa, Patricia Cavada, ya se ha reunido y que estaría en trámites para resolver la concesión que permitiría dar uso de nuevo a la salina de La Carabela.

Pero mientras ese nuevo proyecto no despega, tal y como demandan los vecinos del cercano barrio de La Almadraba, el abandono de la salina –y la acumulación de basura y plásticos– reclama la adopción de medidas urgentes para impedir la existencia de este punto negro en el corazón del Parque Natural.

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