Ha sido la Alcaldía y la Oficina de Atención al Ciudadano provisional durante algo más de tres años, desde noviembre de 2017. Ahora, el edificio municipal ubicado en el número 63 de la calle Real –al que todo el mundo sigue llamando el Museo, aunque dejara de serlo en el anterior mandato– se queda libre esta misma semana con el traslado definitivo al Ayuntamiento una vez completadas las obras de rehabilitación llevadas a cabo en los últimos años.

Así que la pregunta es de rigor: ¿Qué va a pasar ahora con estas otras dependencias?

El gobierno municipal tiene claro el uso que quiere darle a este céntrico edificio, en el que planea reubicar la biblioteca de la calle Gravina (antigua Fundación Municipal de Cultura). Pero eso no será inmediato, claro. Para adaptarla al nuevo espacio será necesario antes elaborar un proyecto de adecuación y ejecutar obras.

La biblioteca ocupará toda la planta baja del edificio y parte de la superior. El equipo de gobierno estima que esta nueva reforma no requerirá trabajos especialmente complicados.

Lo que sí va a ser inmediato va a ser el traslado de la Concejalía de Cultura, que pasará también a ocupar esta misma sede municipal de la calle Real. Así que al edificio del Museo se trasladará el despacho de la concejala de Cultura (María José Foncubierta)–que será el que ha ocupado en estos últimos años la alcaldesa– y los funcionarios (cuatro) que trabajan en este área municipal, que se reubicarán en la planta alta de estas dependencias.

También tendrá su espacio en este edificio la Real Academia de San Romualdo, que desde finales de los 90 venía haciendo uso también de las instalaciones de la Casa de la Cultura, en la calle Gravina.

La idea pasa así por convertir el edificio en un equipamiento cultural aprovechando su céntrica ubicación, en plena calle Real y su cercanía a otras instalaciones como el centro de congresos o el propio Teatro de las Cortes.

De hecho, el planteamiento del equipo de gobierno supone en la práctica trasladar todo lo que hay en la Casa de la Cultura de Gravina a la calle Real, aunque eso lleva necesariamente a preguntarse qué va a pasar con estas otras instalaciones municipales, que quedarán sin uso alguno. Para eso hay "ideas", afirman desde el equipo de gobierno, pero nada cerrado por el momento.

Una vez que se ha conseguido volver al Ayuntamiento después de 15 años cerrado –admite el gobierno local– hay pendiente una planificación de los espacios municipales definitiva que tenga en cuenta también el uso administrativo que se le quiere dar en el futuro a la Casa Lazaga, donde ahora han comenzado las obras de consolidación.