San Fernando

El Museo despierta la curiosidad infantil

  • Alumnos de centros educativos de la ciudad visitan el Museo para conocer parte de sus fondos Tres jóvenes del Emple@ Joven se encargan de este proyecto

Leoncio sorprende desde el primer momento, pero pronto el protagonismo lo comparte con Hércules. Dentro del teatrillo, y luego fuera, David (Hércules), Margarita y Belén ya han captado la atención de los niños para el recorrido que les llevará por las instalaciones para mostrar los fondos de este museo. "¿Os ha gustado? Pues la próxima vez tenéis que venir con vuestros padres", comenta uno de los maestros que no han perdido detalles del Peque Museo.

"Está muy bien enfocado a sus edades", apunta Arturo, uno de los docentes que el jueves acudía con su clase, un grupo de alumnos de 4 años de la escuela infantil Nuestra Señora del Carmen, al Museo. "Está muy bien preparada, con actividades motivadoras, que los ha tenido interesados. Deberían seguir haciendo este tipo de visitas", ahonda la profesora de la otra clase de Nuestra Señora del Carmen, María. Se refiere a que esta propuesta se desarrollará sólo durante un periodo, pues se encargan de ellas tres jóvenes contratados por el Ayuntamiento con el proyecto Emple@ Joven, que primero han elaborado la idea y ahora la llevan a la práctica.

Con un teatrillo realizan una introducción. "Con la marioneta, y presento a Hércules", explica David Cárdenas Recio. Entonces, él mismo, vestido para la ocasión, aparece junto a Leoncio. Tras una foto de grupo, pasan a la segunda actividad, en una de las salas expositivas. "Es una actividad de pictogramas básica sobre la prehistoria. Van poniendo el dibujo en el cartón", da detalles Margarita Tocino Diego. Por supuesto, hay momento para atender al material expuesto en las vitrinas: los dientes de tiburón, los moluscos y, los más importante, los enamorados. Los dos cuerpos abrazados encontrados en los enterramientos del campo de hockey son la pieza más preciada. "Les sorprenden que estén abrazados, que los esqueletos sean de verdad", comenta David. Efectivamente, otro esqueleto llama su atención más tarde.

Antes ya han hecho tres actividades en la que se han divertido, y mucho. Por un ratito han sido arqueólogos. Brocha en mano buscan en un cajón con arena posibles restos, y terminan encontrándolos: conchas, fósiles, un bifaz, piedras para hacer fuego o para hachas. Algunas de las cosas las han visto antes en el primer pictograma y las recuerdan. "¿Sabéis qué es esto?", cuestiona Hércules. "Una piedra", "un animal", responden mientras levantan sus manos los pequeños. "No, es una máscara, como las que nos ponemos en Carnaval", les aclara. Una de las alumnas la coge y se la acerca a la cara con interés.

La curiosidad es algo que los niños irradian. Todos quieren acertar cuando les preguntan. Como cuando Margarita muestra una prenda mientras visten a uno de los compañeros de emperador romano y uno de los dice que es "una bufanda", lo que despierta la risa de los adultos. "Es una banda", matizan mientras se la ponen sobre la toga. Ante ellos tienen un dibujo y una estatua de un romano.

Allí han llegado después de ver un ejemplo preparado de pintura rupestre y de haber dejado la huella de una mano en un mural. También les han enseñado lo que es un horno donde se cocían las piezas de barro, como las ánforas donde se conservaban algunos alimentos. Por eso más tarde echarán sal en unos recipientes, justo antes de completar el pictograma final, el que usan "y para evaluar lo que han aprendido", señala Belén Luque. Finalmente, buscar el tesoro, con su recompensa sorpresa dentro.

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