Ayer se celebró el hermanamiento entre el Centro de Recuperación de Minusválidos Físicos (CRMF) de La Isla y el centro Kuderu de la India. Para sellar esta confraternizacón, el alcalde de San Fernando, José Loaiza, compartió la presidencia de este acto con Anna Ferrer, viuda del desaparecido Vicente Ferrer.

El evento en sí fue sencillo, apenas el descubrimiento de una placa conmemorativa, la presencia de Anna Ferrer en el centro y la entrega de un obsequio. Las palabras de la presidencia fueron sucediéndose bajo el prisma común del agradecimiento a la labor de la Fundación Vicente Ferrer, desde el doctor Antonio Leal, que fue el encargado de dirigir el acto, hasta el subdelegado del Gobierno en la provincia, Javier de Torre, pasando por la directora del CRMF, Concepción Mayoral, y el propio director de Personas con Discapacidad, Gonzalo Rivas. Todos quisieron dejar constancia de una admiración que era perceptible en cada persona que se encontraba presenciando el acto.

Si Anna Ferrer comenzó su intervención asegurando ante los técnicos, personal y alumnado de este centro que "hoy es un día muy feliz para mí", el primer edil le respondió con la afirmación "hoy es un día muy feliz y muy importante para todo San Fernando". Con sus palabras Loaiza quiso mostrar "la admiración y gratitud" de toda la sociedad isleña por el trabajo desempeñado hasta su muerte por el filántropo valenciano y cuyo testigo han recogido, además de cientos de voluntarios, su mujer y su hijo.

"Lo cierto -dijo Loaiza- es que en tiempos como los que corren su presencia entre nosotros, sus experiencias, su trabajo y su firmeza en hacer el bien, es un verdadero soplo de aire fresco que renueva la esperanza de conseguir un mundo mejor, más justo y, como deseaba su marido, Vicente Ferrer, sin pobreza".

Fuera obstáculos

En Anantapur, una zona especialmente deprimida de la India donde la Fundación Vicente Ferrer desarrolla el grueso de su trabajo, hay censadas 63.895 personas con discapacidad, casi un dos por ciento de la población. En las zonas rurales de India, la discapacidad es sinónimo de discriminación y falta de oportunidades.

Ahora bien, la discapacidad ha dejado de ser un obstáculo para que los más jóvenes de 3.000 pueblos donde trabaja la Fundación se integren plenamente. Vicente Ferrer vio claro que el cambio solo sería posible educándoles. Hoy 1.339 niños están matriculados en las 18 escuelas de educación especial con las que cuenta la Fundación y donde estudian primaria y secundaria. Más tarde continúan sus estudios en centros públicos del Gobierno.