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Cruzar los brazos es un gesto de comunicación no verbal, es decir, no hay palabras, pero sí comunicación. Es lo que se conoce como kinésica la cual se encarga de estudiar el lenguaje corporal y los movimientos del cuerpo como una manera de comunicarse sin usar las palabras, por lo que se convierte en una disciplina fundamental en la interacción humana, ya que gran parte de la comunicación ocurre más allá de las palabras.
El investigador Albert Mehrabian hizo un estudio en el que descompuso en porcentajes el impacto de un mensaje y determinó que el 7% es verbal, el 88% vocal (tono) y un 55% son señales y gestos. Seguro que alguna vez te ha pasado que hablando con alguien has notado cómo, de repente, se cruzaba de brazos, un gesto que, al igual que muchos otros de comunicación no verbal, puede tener diferentes significados dependiendo del contexto o de la cultura.
Aunque lo más normal es que cruzar los brazos tenga una connotación negativa asociada a que el interlocutor está marcando la distancia emocional entre ambos. Pero, ¿significa siempre estar cruzado de brazos cerrarse y poner una barrera emocional en la comunicación?
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que por un solo gesto no podemos deducir la situación real, es decir, que debemos tener en cuenta si el cruce de brazos va acompañado de otros gestos, así como también el contexto donde está sucediendo ya que una persona que tiene frío también cruza los brazos y la razón es simplemente que tiene frío.
Cruzar los brazos a veces puede deberse a que la persona se encuentra en una postura cómoda, sin ninguna intención específica. Lo hacen por costumbre, especialmente si están en un ambiente relajado o familiar. No necesariamente indica desinterés o rechazo, sino que más bien se trata de una forma de estar más cómodos.
El significado también puede variar dependiendo del contexto cultural y del estado emocional de la persona. En ciertos momentos, cruzar los brazos puede ser un intento de concentrarse o reflexionar internamente, una señal de que la persona está procesando lo que escucha antes de responder, pero también se cruzan los brazos en situaciones estresantes y además donde los niveles de tensión son altos.
El contexto en el que se está desarrollando la conversación es crucial ya que el tono, la relación entre los interlocutores y otros gestos o señales no verbales deben ser tomados en cuenta para interpretar correctamente lo que podría estar comunicando una persona al cruzar los brazos. De ahí, que este gesto también se pueda interpretar de manera positiva, según los diferentes escenarios donde se desarrollan.
Por ejemplo, cuando haces un esfuerzo por concentrarte en situaciones en las que se necesita una gran participación cognitiva, teniendo por tanto un efecto positivo en el rendimiento y en la persistencia. Cuando una persona cruza los brazos, puede estar indicando que está enfocada en lo que escucha y está procesando la información de manera más profunda. Así lo refleja un estudio publicado en European Journal of Social Psychology.
Muchas veces también refleja que una persona adopta una postura de autocomodidad o autocontrol como una forma de sentirse segura o centrada en momentos de estrés o cuando se encuentran en un ambiente nuevo. No necesariamente es una barrera, sino que es una manera que le ayuda a calmarse y a sentirse más equilibrada emocionalmente en ese contexto.
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