Trata de blancas

Hay remedio a las lágrimas

  • Asociaciones como Proyecto Esperanza o Cruz Roja colaboran para ayudar a las víctimas de las mafias de tratas a escapar de sus redes

"Vivía en un piso con otras mujeres y con miembros de la red. Tenía que ejercer la prostitución en la calle llevando sólo un sujetador y un tanga a pesar del frío. Me exigían que ganara al día al menos 600 euros, y si no, me pegaban golpes en la cabeza y me amenazaban con un cuchillo". Este es el desgarrador testimonio de Yoana, una de las chicas rumanas que llegaron a nuestra provincia engañada y que ha sufrido la explotación sexual de la forma más cruda en sus carnes. Yoana tuvo suerte al final. Gracias al Proyecto Esperanza-Adoratrices consiguió salir del agujero en el que se había convertido su vida, una vida de la que no era dueña, que no manejaba, sin derechos y dominada por el miedo, las amenazas, las palizas, las violaciones. Yoana fue captada por un chico a través de internet cuando contaba solo 16 años, que aprovechó que la joven atravesaba por un momento complicado tras la conflictiva separación de sus padres. El proxeneta le prometió trabajo cuando llegara a España y que una tía suya la ayudaría, pero cuando consiguió entrar en el país se topó de bruces con la realidad. La violencia fue aumentando e incluso fue vendida a otra red cuando un chico se enamoró de ella. Finalmente consiguió escapar con la ayuda de un cliente y ahora tiene una nueva vida, con su pareja, deseando formar una familia y olvidar el pasado.

Existen numerosos proyectos de atención y ayuda social para las víctimas de trata de seres humanos con fines de explotación sexual, extendidos a lo largo del territorio nacional, y que colaboran activamente con el Cuerpo Nacional de Policía. Los que operan en la provincia principalmente son: Proyecto Esperanza-Adoratrices, Proyecto Alma, Mujeres Progresistas Victoria Kent y Cruz Roja. La primera de ellas, que coordina la abogada Marta González Machón, trabaja desde 1999 para combatir la trata de mujeres a través de la protección de sus derechos humanos y de la formación y sensibilización sobre esta forma actual de esclavitud. Operan en red y proporcionan un teléfono de 24 horas para atención y derivación de posibles víctimas de tratas.

Otra entidad que colabora con estas mujeres es el Proyecto Alma, que pertenece a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Ofrecen asistencia a mujeres víctimas de estas mafias, incluyendo acogimiento y asesoramiento.

La Asociación de Mujeres Progresistas Victoria Kent ofrece atención integral a las víctimas de la explotación sexual. Y por último, también Cruz Roja Española tiene programas que se desarrollan en la provincia y que incluyen tanto la atención a inmigrantes recién llegados en pateras como a mujeres que son objetivos fáciles para las mafias de explotación sexual.

Milagros Núñez, responsable del programa de atención de Cruz Roja a inmigrantes, explicó este viernes a Diario de Cádiz que tienen 235 plazas de acogidas repartidas por todo el territorio nacional y que allí son llevadas muchas de las mujeres a las que ayudan en su huida de estas mafias. "Además de la atención que Cruz Roja ofrece a los inmigrantes nada más llegar a las costas gaditanas, estamos atentos a circunstancias que nos hagan pensar que hay indicios de que pueden haber víctimas de las redes de explotación sexual en las pateras". Explica Milagros que las mafias conocen la ley y saben que las mujeres que llegan embarazadas o con niños pequeños son puestas en libertad en 72 horas y no son repatriadas por cuestiones humanitarias. A veces esos pequeños ni siquiera son suyos. "Vienen de países donde hay conflictos armados, con grandes desigualdades y una violencia de género importante sobre la mujer". "Estas mujeres -continúa- son captadas en sus países de origen o incluso vendidas por sus propias familias. Luego las mafias las amenazan con hacer daño a sus familiares si no ejercen la prostitución, aunque también hay veces en que no las obligan a esto sino a trabajos forzados. Incluso se trata con personas para extracción de órganos".

Para la responsable de Cruz Roja estamos ante "una gravísima violación de los derechos humanos, una esclavitud en el siglo XXI, porque las personas que son captadas por estas mafias pierden el control sobre sus vidas. Incluso son objeto de violaciones múltiples, y temen que puedan sufrirlas sus hijos". Y luego está el temido vudú. "Las nigerianas sobre todo se comprometen con estas mafias en una ceremonia de vudú, que es mucho más que un simple contrato, estamos hablando de sus creencias", dijo.

Así pues, un engaño, una mala decisión, puede abrir las puertas de un infierno de lágrimas y dolor, aunque hay personas dispuestas a acudir al rescate.

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