El salón de los espejos
Stella Benot
La Transición andaluza
Estamos ya en otoño, se va notando que los días se acortan y la vendimia ya está terminada. A punto de acabar el mes de septiembre, en los últimos días de este mes aparece "El veranillo de San Miguel", también llamado en otras zonas "El veranillo de los arcángeles".
Este "veranico", así llamado en Portugal, es un periodo que dura más o menos una semana, coincide con la llegada del otoño astronómico y con la fiesta de San Miguel (29 de Septiembre). Durante esos días el tiempo es más propio del verano que de la estación meteorológica en la que estamos, se suelen registrar temperaturas más altas que en los días anteriores. El sol calienta un poco más, se vuelve a demandar la ropa de verano y las playas vuelven a llenarse de personas.
Es un periodo corto y fugaz, el sol que reluce en esos escasos días, parece generar una luz y un calor misteriosos que retrocede con prontitud ante el avance del otoño, con sus tonos grises, sus tormentas y sus lluvias.
La existencia real y las opiniones sobre su explicación científica han sido a lo largo del tiempo muy controvertidas, a veces hasta encontradas. Hay quien piensa que el otoño se caracteriza por ser una estación muy cambiante, lo mismo sucede con la primavera que, tan pronto hace calor como frío, o lo mismo llueve que está despejado. Estadísticamente se puede demostrar la no coincidencia de esta bonanza con esas fechas. Hay mucha gente que se aferra a la cultura popular y a la sabiduría de nuestros antepasados y esperan con alegría esas calimas veraniegas.
Existen muchos refranes alusivos a este acontecimiento de bonanza, casi todos hacen coincidir estas fechas con las cosechas de fruta: "Septiembre es frutero, alegre y festero...", "Por el veranillo de San Miguel están los frutos como la miel"... Popularmente, también se le llama "Veranillo del Membrillo ", pues ese calorcillo que le acompaña, ayuda al membrillo a madurar, cogiendo mayor tamaño y color en el árbol, su recolección comienza por estas fechas. Esta fruta se daba prácticamente en todas las huertas chiclaneras, cuando está madura es muy aromática y olorosa, se usaban en las casas para introducirlas entre la ropa guardada en los roperos para darla buen olor y quitar el exceso de humedad. Durante los años cincuenta la "carne de membrillo", que así llamábamos al dulce, era la merienda y postre mas utilizado, se compraba por trozos en las tiendas de ultramarinos.
Aunque la ciencia no da mucha credibilidad a ese periodo, es popular dentro y fuera de nuestro país. Son muchos los que creen en él, tal vez esa creencia y que en los últimos años las temperaturas fueron buenas y cálidas, han conseguido que muchos prefieran veranear durante el mes de septiembre, pues aunque el riesgo de alguna lluvia se hace mayor, también se disfruta de mayor tranquilidad y con menos aglomeraciones en las playas y en las ciudades de veraneo. Los hoteles en septiembre, registran muy buena ocupación y aunque no se considere temporada alta, o tal vez por eso, comienza a ser un mes importante dentro del turismo vacacional.
Para nuestra zona resulta de verdadera importancia ir acabando con la estacionalidad y conseguir mediante el turismo cultural o deportivo alargar las temporadas. Poco a poco, parece que se va consiguiendo. Recuerdo que no hace mucho la temporada terminaba con el Trofeo Carranza (finales de agosto). La oferta complementaria y la hostelería tendrán que ayudar a que se consolide septiembre como un mes mas de veraneo en la zona. Una vez conseguida esta meta, habría que probar fortuna y alargar hasta el otro veranillo, el de "San Martín". Éste de las mismas características es más valiente y ya se mete en Noviembre.
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