LA fábula

Juan Antonio Micó

El valor de una clase

20 de abril 2010 - 01:00

EN muy poco tiempo, en algunas comunidades autónomas, incluida Andalucía se va a poner en marcha un sistema para informar a los pacientes de cuánto ha costado o cuesta curarle, o al menos intentar curarle. Es decir, se le va a comunicar por escrito a los pacientes cuánto le cuesta a la sanidad pública (es decir a todos los españoles) cualquier tipo de intervención sanitaria que se haga sobre él/ella. De esta manera los y las pacientes sabrán que practicarle una cesárea ha costado 3.000 euros o que operarse de una hernia no complicada cuesta 1.131 euros, entre otras muchas intervenciones posibles.

Esta iniciativa responde a un intento de la administración de mentalizar a los usuarios, clientes o pacientes (cada uno les/nos llama de una manera) de lo que cuesta mantener una sanidad de las mejores del mundo, por no decir la mejor, al menos en prestaciones. Se supone que esto se hace para que demos a la sanidad pública el valor que le corresponde. Creo que es una muy buena idea: "tanto cuestas… tanto vales". Si vemos lo que nos cuesta algo, le damos más valor. Hay quien dice que cuanto más cara es una pastilla, más se cree el paciente que le va a mejorar (algunas veces es cierto).

Leyendo el artículo en la prensa al que me estoy refiriendo, me ha venido a la mente si no podríamos hacer lo mismo con nuestros estudiantes universitarios. Tal vez sería interesante transmitirles por escrito a nuestros estudiantes (y a sus padres) cuánto cuesta una clase o una práctica o un seminario, o una tutoría en la Universidad. Digo esto, porque cuando veo que de 240 matriculados en una asignatura van a clase no más de 40 alumnos y algunos no aparecen en todo el año, (algunos sólo van para a los exámenes) me pregunto si valorarán el esfuerzo económico que se hace para formarlos. Claro que también es posible que los profesores seamos muy malos y los alumnos no se pierdan nada por no asistir a las clases, también eso es (muy) posible.

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